Mi transición a la paternidad.

Si para empezar me tomo desprevenido. A pesar que desde hacía ya cierto tiempo esa idea había pasado muchas veces por mi cabeza, el panorama económico y social que se vive en la actualidad en mi país, surgía como una barrera para mí, en lo que respecta a este punto.

Recuerdo aquel día cuando Harlyn y yo salimos del consultorio médico con la confirmación de que un niño venia en camino, en aquel instante debo confesar la ansiedad se apodero de mí, una extraña sensación de miedo, incertidumbre y preocupación de momento se sobreponían a la alegría de la noticia. No es que no me sintiera contento por saber que sería padre, porque ese ha sido siempre uno de mis sueños, era el contexto en el cual venia acompañada la noticia.

Difícil pregunta, por casi dos días estuve sin poder dormir prácticamente. Siempre lo desconocido genera en nosotros temores, esas circunstancias que la vida nos pone al frente para sacarnos del que creemos es nuestro espacio seguro o zona de confort. Erradamente solemos decir que debemos estar preparados para cada una de nuestras etapas de vida, pero la verdad es que nunca estaremos completamente preparados ante cualquier circunstancia nueva, la diferencia solo la dará el enfoque que tomemos y la forma en como canalizamos nuestro proceder.

Pasados los primeros días esa ansiedad inicial fue disminuyendo gradualmente, ganando cada vez más terreno la emoción que producía en mí, el saber que sería papá, aunque las preocupaciones seguían estando intactas, empezaba a surgir en mí una energía que emanaba como fuerza de empuje y de a poco me iba llenando de esperanza. Aunado a esto debo mencionar que el apoyo de mi pareja jugo un papel importante en ayudarme a enfocar mis energías, debo agradecer a Dios por a haber puesto a tan maravillosa mujer en mi vida para ser mi compañera y madre de mi hijo.

El camino no era fácil debido al turbio panorama económico Venezolano, pero si Dios me había enviado esa bendición en este momento, es porque sabia que contaba con la fuerza suficiente para salir adelante. Recuerdo que le pedí mucho, que me llenara de sapiencia y sabiduría para enfrentar el reto de convertirme en papá (aún lo hago),y siento que han sido escuchadas todas mis plegarias hasta ahora, poco a poco he aprendido a ser precavido, organizado y ha planificar, un punto muy importante en este país.

Ya asimilada la idea de que iba a ser papá, cada día crecía mas en mi la emoción, una ilusión hermosa y un deseo enorme de conocer pronto a esa criatura que mi pareja lleva en su vientre y que es producto de nuestro amor. Comenzó a crecer ese amor de padre, como un torrente de alegría corría ya en mis venas, llenándome de felicidad. Todo este flujo de energía empecé a enfocarlo en la resolución de las vicisitudes y preocupaciones que se me presentaban, las cuales eran en su mayoría en el plano económico, en vez de quedarme paralizado por el temor y las preocupaciones, era el momento de ocuparme resolverlas, de salir con mi armadura, escudo y coraza de hierro a derrotarlas.

Tomar la decisión de enfrentar estos flagelos es lo mejor que se puede hacer en estos casos, si nos quedamos de brazos cruzados, estos se convertirán en monstruos que terminaran devorandonos.

Como mi principal preocupación era la parte económica, empecé por buscar las alternativas que me permitieran generar ingresos extras, además debido al proceso mega inflacionario que vive Venezuela, sabia que debía organizarme ir comprando por adelantado todas las cosas que pudiera para el bebé, ya que luego su valor seria muchoooo... mayor ( Gracias a Dios a si lo hice). Lo sorprendente de todo fue ver como en todo este proceso, mientras mas me abría a buscar alternativas se presentaban posibilidades que a mi parecer eran como mandadas del cielo.

Habían momentos también en los cuales el panorama se tornaba oscuro, pero de pronto aparecía de la nada un rayo iluminador de esperanza que me devolvía la luz, mas bien el hecho de enfrentarme a cosas nuevas y nuevos escenarios empezó a moldear en mi un aprendizaje, hoy por hoy puedo asegurar que los retos son necesarios para hacernos crecer, que cometemos muchas veces el error de quedarnos en lo fácil o cómodo, que si no es porque se nos presenta una situación apremiante, nos limitamos a crecer dándole la espalda al infinito universo de posibilidades que tenemos en nuestras narices.

El saber de mi hijo fue el combustible que impulso ese cambio en mi! a no limitar mis potencialidades, a saber que siempre tengo más para dar al mundo y que las limitaciones solo me las coloco yo, que si trabajo duro con esfuerzo y dedicación puedo lograr casi cualquier cosa.