Lo que pasa después de una semana de libertad.

La semana pasada tuve la gran suerte de poder pasar unos días haciendo dos de las cosas que más me gustan a la vez.

Viajar y escalar.

Encima esta vez gracias a mi amigo Guille, más conocido como Billy el bala, he tenido la suerte de poder recorrer mis dos sitios favoritos en España en el mismo viaje, el pirineo aragonés y los picos de Europa.

Por si fuera poco, el señor bala se ha comprado una camper nuevecita. 70 km tenía cuando me vino a buscar. Una pijada vamos.

Esto de ir con la casa a cuestas me suena bastante, hace tiempo crucé Australia así. La diferencia es que en aquella ocasión andábamos en un coche viejo y con una tienda de campaña de 15$ en la que yo no cabía bien. Pero esta vez valla si cabíamos. A pesar de que éramos tres, ya que nos acompañaba Alfonso, también conocido como Fonsi, Alfon, o alfombra, había sitio de sobra.

Menudo lujazo. Nevera, cocina, armarios, cama… en fin, estábamos mejor que queríamos. Dormíamos donde nos daba la gana. A pie de vía, al lado de x pueblo o detrás de una gasolinera en la cual nos quedamos atrapados, por llegar con la gasolina justísima y encontrárnosla cerrada.

Es una pasada poder viajar así, si quieres ajustar el presupuesto no tienes más que gastar en bocatas y gasolina. No fue nuestro caso, ya que no pudimos privarnos de darnos varios homenajes en algunos restaurantes. La metodología normalmente era desayunar bien, tirar con cualquier cosa mientras hacíamos la actividad del día y saciar nuestras vacías barrigas por la noche comiendo fuera para la cena.

En pirineos se come por lo general bastante bien, sería injusto quejarse, pero es que Asturias tiene algo especial. Que bien se come ahí por diós!!

Así que allí que nos fuimos, a escalar todo lo que pudiéramos, subir algún que otro desafiante pico y ya de paso a hacer mis primeras vías ferratas. Algo que no había probado nunca pero que tiene su gracia y la verdad que me ha gustado.

Haré otro post con los sitios más destacados del viaje, los sitios donde estuvimos escalando y alguna que otra anécdota.

De momento os dejo con alguna foto.

Ha sido toda una experiencia, desconectando totalmente del mundo, escalando, comiendo y riendo. Que corto se ha quedado… he tenido que volver antes porque tenía que trabajar.

Mientras volvía en el metro miraba a las caras de la gente. Pocos levantan ya la cabeza de su móvil para mirar a su alrededor. Después de diez días enteros de libertad total muchos me parecían tristes, encerrados en su rutina sin siquiera darse cuenta.

En ese rato en el metro tuve más que nunca la sensación de estar en un laberinto lleno de gente que no sabe dónde va, y no parece siquiera planteárselo.

Me pregunte si lo pensarían alguna vez. Y me pregunté porque estaba ahí. Porque vivo en Madrid. Y porque tenía que volver cuando yo quería quedarme. Preguntas nada fáciles de contestar. La verdad que me agobié un poco. Para bien o para mal, la sensación se irá mitigando cuando la rutina vuelva a abrazarme poco a poco.

Entre tanto me quedo con los buenos momentos vividos y con ganas de luchar mas para ganarme esa libertad que tanto anhelo.

Steeeeeemmmmmm!!!