El derecho de ofenderme

En las relaciones, sean ellas familiares, de trabajo, de estudios, de iglesias etc. Siempre habrán ofensas, ya sean concientes o no. La pregunta es: ¿debo ofenderme? O sea: ¿tengo derecho o ofenderme?
En verdad que me puedo dar el derecho a ofenderme. Pero teniendo en manos el poder de no hacerlo, cual es mejor, ¿sentir el odio de la ofensa o la paz de ignorar al ignorante? Es una decisión muy sabia o una muy necia la que hará la gran diferencia. El problema que muchos no saben, es que lo que uno cree y siente, es auto realizable. Entonces, enves de creer a la ofensa y sentir todo lo malo que viene con ella, Dios nos da una llave para poder adquirir sabiduría. La llave se llama: dominio propio. Uno de los elementos del fruto del Espíritu Santo, que nos da un poder neutralizador y estabilizador, en contra de todo aquello que nos quiere quitar el control.