SOY UN EMIGRANTE: Es duro decir adiós desde la distancia… 💔

No existe nada más difícil que decir adiós, no importa si llevas tiempo preparándote para eso, igual duele. Pero el sufrimiento aumenta cuando la distancia es grande…

Foto propia

Me tocó emigrar, como a millones de mis compatriotas. Las duras condiciones de vida en Venezuela me obligaron a irme y trabajar con el doble de esfuerzos por la familia que me acompaña y la que dejé en mi país. He tenido que adaptarme a un sinfín de cambios, y no solo en costumbres y tradiciones, sino en hábitos alimenticios, de vestir y hablar. Todo para que la adaptación sea menos dramática, tanto para los que llegaron como para los que nos recibieron.

Ha sido satisfactorio y duro al mismo tiempo. He logrado grandes avances, pero extraño un montón, a mi gente, a mi vida… Lo más difícil ha sido despedirte de un ser amado desde la distancia. Decir adiós a través de una pantalla de teléfono a alguien que no estaba en condiciones de entenderme, a quien no podía tomar de la mano ni dar una caricia o un beso, confiando en que el sonido de mi voz, trasmitido por el móvil, llegara hasta sus oídos.

La sensación de vacío, soledad y pena es honda, aun sabiendo que lo di todo y que mi ser amado partió en las mejores condiciones posibles. Es difícil estar lejos, sobre todo, cuando más era necesaria mi presencia.

Mi abuela murió, estando yo a más de cinco mil kilómetros de distancia. No pude estar junto a la mujer que me cuidó de bebé mientras mis padres trabajaban, quien me enseñó a sonreír aunque la pena y la rabia me agobiaran, quien me ilustró cómo podía enorgullecerme de mis defectos y ensalzar mis virtudes, y me mostró que ser piadosa no era de débiles y que la solidaridad es solo de valientes. De ella aprendí a ser diligente y caritativa, a hacer magia con los pocos alimentos que había en la despensa, sin dejar que nadie se quedara con hambre. Fue una guerrera, cuyo único enemigo fue su terrible timidez, que venció por amor a los suyos.

Me tocó decirle adiós desde lejos, llorando en soledad y quedándome el consuelo de que partió tranquila, con todos sus asuntos culminados. No pude estar en su despedida, pero siempre la encontraré en mis recuerdos y en mi corazón.

Q.E.P.D. Abuela querida…

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