Ser siempre agradecido

Fuente: https://www.artmajeur.com/es/artist/artpedro/collection/mis-vivencias/1511053

Hace mucho tiempo en lejano poblado vivía en viejo labrador, al llegar la primavera, una tarde después de mucho trabajar decidió hacer una pausa en su trabajo.

¡Que cansado estoy! Hare una pausa para descansar, voy aprovechar para recorrer el campo y luego continuo trabajando. dijo para sus adentros el viejo labrador

Camino por el campo disfrutando del hermoso clima de septiembre, la briza fresca, los cantos de los pájaros enamorados, muy relajado sin pensar en nada caminaba entre las hierbas frescas, de pronto noto que algo extraño se movía entre el pasto primaveral.

Sigilosamente camino rumbo al objeto, muy despacio y sin ruidos, logro acercarse lo más que pudo a la hierba, viendo algo que lo dejo impactado, en una trampa oxidada estaba atrapada un águila que luchaba por liberarse, al ver esto el labrador se conmovió por la hermosura del animal.

¡Qué mala suerte tienes, con lo hermosa que eres no puedo dejarte morir aquí! Muy decidido se agacho y comenzó a hablar a la hermosa ave, susurraba palabras para que se tranquilizara y tomara confianza.

Quédate tranquila mi amiga, en tan solo unos minutos voy a sacarte de aquí, solo tienes que quedarte muy quietecita.

El hermoso ave pareciera entender las palabras del viejo labrador, obedeció quedándose muy quieta, aunque es por su naturaleza muy desconfiada, en esta ocasión debía confiar en el labrador si quería ser liberada, el hombre era su única oportunidad de continuar viviendo.

El labrador se acercó con mucho cuidado, con la ayuda de una rama pudo abrir el cepo, por suerte el ave solo tenía algunos raspones en sus patitas, al sentirse liberada sacudió sus alas, levanto vuelo hasta perderse entre las nubes.

Al ver esta actitud se quedó muy sorprendido el viejo labrador.

¡Qué ingrata, se fue sin darme las gracias!
¡Ni un gracias, ni un adiós! ¡Qué mal agradecida! En fin vaya uno a saber. dijo el labrador

En ese mismo instante termino el tema del águila, sin rencor continuo su caminata por el campo, llego hasta el final de su campo, al llegar a unas plantas de eucaliptos aprovecho para descansar y hacer una siesta.

Estoy muy cansado, una siesta de quince minutos no me vendría mal en la sombra de este árbol, tengo que recuperar fuerza para regresar al trabajo. Dijo el anciano.

Se arrojó al suelo apoyando su espalda al grueso tronco del eucalipto, lentamente comenzó a dormir, estando entre dormido y despierto, ve algo que acercaba y de un tirón arranco su pañuelo que tenía atado en su frente.

¡Grande fue el susto que se llevó! Abrió rápidamente sus ojos y pudo ver a la ingrata águila sobrevolando con su pañuelo en el pico.

¡Esto sí que es increíble! ¡Que ingrata! ¡Ahora me robas después de lo que he hecho por ti.

El viejo labrador pego un salto y trato de atrapar al ave.

¡Ladrona, regresa mi pañuelo, ya verás si te agarro!

El ave voló unos metros, sin prestar atención lo que decía el labrador, mirándolo fijamente tiro el pañuelo a una distancia considerable del viejo labrador, que mucho se enojó con la situación.

¡Sos de no creer, eres lo máximo! Robas mi pañuelo, ahora lo arrojas lejos de mí, ¡no ves que soy un pobre viejo!

Levantaba los brazos sacudiendo en círculo, como amenazando al animal, camino lentamente hasta donde el ingrato animal había soltado su pañuelo, se agacho para agarrar la tela y en ese instante escucha un trueno ensordecedor detrás suyo que lo paralizo de miedo.

¿Qué fue eso?

Miro hacia atrás, grande fue su sorpresa al ver que cayó un rayo justo al enorme eucalipto donde él estaba descansando.

Levanto los ojos para mirar al cielo, el águila sobrevolaba mirándolo con gratitud y ternura, su corazón todavía palpitaba fuertemente, pareciera que quería abandonar su cuerpo, observo nuevamente el árbol donde cayó el rayo, sin entender nada miro nuevamente al águila, ahí entendió todo, el águila salvo su vida.

¡Tú sí que eres increíble!

¿Cómo supiste del rayo?

¡De no robar mi pañuelo no hubiera despertado! ¡Muchas gracias querida amiga! Si no fuera por ti, ahora estaría muerto debajo del árbol.

El águila bajo y se posó sobre sus hombros, pasó su pico por las mejillas del labrador, como si fuera un beso de amistad, luego levanto vuelo y desapareció en el firmamento.

El viejo labrador entendió el agradecimiento del águila, ahora ella salvo su vida, en devolución a su favor.


Fuente: https://miauhau.pl/czytelnia/minimalistyczne-ilustracje-ras-psow.html

Moraleja: Debemos ser agradecidos con las personas que hacen algo por nosotros, corresponder con cariño y amistad.
Fuente: http://www.mundoprimaria.com/fabulas-para-ninos/el-labrador-y-el-aguila/

Te espero mañana para disfrutar de otro relato de mi tierra Corrientes.

José Luis Fernández
Corrientes Argentina


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