Leyenda guaraní El sol rojo

Fuente: http://www.ibera.gov.ar/actividades.php

Esta es una leyenda guaraní, sucedió hace mucho tiempo en la tierra sin mal de los guaraníes, en la selva amazónica de Misiones, en un claro de la espesura se estableció un aldea de indígenas guaraníes, en él vivía un cacique con su hermosa hija Picazú (paloma torcaz), esta joven tenía un pretendiente llamado Igtá (hábil nadador), un valiente guerrero y hábil cazador.

Esta pareja se encontraban todas las tardes para dar un paseo por la selva, recorrían los caminos estrechos de la selva tomados de la mano, contemplando la hermosura que regalaba la espesura, un paseo mágico donde disfrutaban los cantos de los pájaros, el volar del picaflor, los aleteos de las mariposas, los colores hermosos de las flores, el sonido del agua al correr por el arroyo, un magnifico paseo digno de este par de enamorados.

Igtá quería cazarse con la hermosa joven, el cacique estaba de acuerdo con esta solicitud, pero tenía que ser prudente y consultar la decisión de la luna, el cacique llamo al Tuyá (adivino) pidió que consultara a la luna si daba la aprobación a esta unión.

El Tuya realizó una ofrenda, enviando a la luna junto a la solicitud de ver e interceder en la unión en matrimonio de estos jóvenes, el adivino debía estar atento a alguna señal que emitiría la luna.

Al caer la noche, se presentó una hermosa y resplandeciente luna sobre la selva misionera, su brillo era majestuoso, nunca visto hasta esa noche, el Tuya interpreto como una aprobación de la luna para la unión en matrimonio de los jóvenes enamorados.

Muy felices Igtá y Picazú recibieron la noticias, no veían la hora de poder celebrar la unión tan deseada, sus tardes de paseos se incrementaron, un paseo por la espesura alrededor de los animales silvestres, las flores y los arboles era un verdadero deleite para estos jóvenes, compartían hermosas tarde nadando en la soledad de la laguna, los pájaros únicos testigos de este verdadero amor.

La fecha definida de la unión se acercaba, el caique de la tribu organizo una gran fiesta para anunciar esta unión tan preciada, ahí se definiría la proeza que debía cumplir el joven enamorado para ganar el derecho de la mano de la novia.

La fiesta comenzó como estaba previsto, todos disfrutaban del baile que proporcionaban los jóvenes de la aldea, el cacique reunió a los ansíanos para definir la prueba a superar Igtá, la reunión termino y se interrumpió la fiesta, el padre de Picazú pidió la palabra, era responsabilidad del cacique de cada aldea anunciar la prueba que debería realizar el novio.

Los ansíanos han decidido dijo el cacique, la prueba que debe realizar Igtá es arrojarse a las peligrosa aguas del Paraná, cruzar a campo santo y deberá traer, un cuero de liebre, un cuerno de ciervo, las garras del yaguareté, una pluma de faisán, y la carne de un gran jabalí.

Si el novio no cumple con este desafío la novia queda dispuesta para que otro guerrero reclame su amor, definió el cacique, esta es decisión de los ansíanos y así se hará.

El joven guerrero, un gran cazador de animales desde niño y un excelente nadador, no podía tener ningún inconveniente en realizar esta proeza, antes del amanecer y poco antes de que la fiesta culmine regreso Igtá victorioso cumpliendo con todos los requisitos que se le habían asignado.

Toda la aldea cantaba y bailaba de felicidad por esta unión, se definió que la celebración de la boda se haría en tres días, se incendió una gran fogata con maderas de ñandubay, esta era la fogata sagrada y la última prueba que debían superar los novio, la fogata no se podía apagar durante los tres días y sus noches, si se apagaba era mal augurio y no se realizaba la unión en matrimonio.

Todo un pueblo reunidos alrededor de la gran llama que proporcionaban las maderas del ñandubay, bailaban, cantaban, bebían y comían la sabrosa carne del jabalí, una gran fiesta organizo el cacique, una hija no se casa todo los días, esta tendría que ser su mejor fiesta ya que solo poseía una sola hija.

El primer día de celebración salió muy bien la llama sagrada lanzaba fuego como si fuera un volcán, de seguir todo así no habría peligro de que las llamas se apaguen, la celebración continuaba como el primer día, estaban llegando a la mañana del tercer día, al llegar la noche se debía realizar la celebración de la unión de estos jóvenes, cuando todo parecía que estaba bien se largó una gran lluvia, tomando desprevenidos a los indígenas del pueblo y no tuvieron tiempo de cubrir la fogata sagrada, el fuego se apagó, era mal presagio para estos jóvenes, llamaron al Tuya para que de su veredicto sobre lo sucedido.

El Tuya hablo, este es el descontento del Tupa, es la señal de su desaprobación de esta unión en matrimonio, la joven Picazú está libre de ser reclamada por otro u otros guerreros de esta tribu, dicto el brujo de la aldea.

Toda la aldea una gran conmoción, nadie podía creer como resultaron las cosas, lo jóvenes comenzaron hablar entre ellos y varios se sumaron a reclamar a la bella Picazú, era legal, el padre y cacique de la aldea lo anuncio públicamente, estaba en su derecho reclamar la mano de la bella mujer.

Al ver esto la pareja decidieron cruzar el Paraná a campo sagrado, se arrojaron a las aguas del rio en dirección del terreno santo, los jóvenes pretendiente de Picazú muy enojados por esta traición comenzaron a insultar a la pareja.

Igtá y Picazú nadaban lentamente por las peligrosa aguas del Paraná, la bella Picazú era ayudada por su amado, lentamente ganaban espacio al bravo rio, con mucho esfuerzo podía avanzar de algunos metros, el Ñuatí (Espina) unos de los pretendientes de la bella joven, arrojo una flecha con su arco, el resto de los pretendiente muy enojados comenzaron a disparar con sus arcos y sus flechas, una lluvia de filosas flechas caían sobre Igtá y Picazú, muy mal heridos se hundieron en las aguas del bravo Paraná.

El sol se estaba oponiendo detrás de las aguas del Paraná, indignado por la acción de los indígenas se puso rojo como fuego, tiño de color sangre el firmamento, las aguas del Paraná y toda la selva misionera.

Al ver esta reacción del sol los indígenas corrieron del susto alejándose de la vera del rio, la pareja de enamorados ayudado por el Tupa misericordioso, pudieron emerger de las aguas y pasar a campo sagrado.

El Tupa por ser dos buenos jóvenes ayudo a salir de las aguas del bravo Paraná, permitiéndoles vivir juntos para siempre.


Fuente: http://bitacoraculturaldelcapitanwally.blogspot.com.ar/2013/08/serpiente-ros.html

El sol desde ese momento hasta nuestros días antes de oponerse se pone rojo para estar prevenido ante otro posible ataque. Esta es la razón porque los atardeceres correntinos se tiñen de rojo.

Fuente: http://www.taringa.net/posts/info/17493729/Leyendas-argentinas.html




Te espero mañana para disfrutar de otro relato de mi tierra Corrientes.

José Luis Fernández
Corrientes Argentina

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