Leyenda Guaraní el Avatí

Fuente: http://historiarashuellasrostrosyreflexiones.blogspot.com.ar/2016/03/el-maiz-espiritualidad-y-cosmovision-en.html

En mi provincia natal San Juan de Vera de las Siete Corrientes o la tierra sin mal de los guaraníes, a la vera del rio Paraná aflora una aldea de indígenas guaraníes.

Esta aldea de indígena era gobernada por un cacique muy querido por su pueblo, un valiente guerrero, querido por su bondad temido por su valentía, gano el respeto del pueblo gobernando con el ejemplo, todos los habitantes de la aldea vivían felices y en paz.

El cacique perdió a su mujer siendo muy joven, quedo al cuidado de dos niños, uno se llamaba Avatí y el otro Ñegrave, el soberano tuvo que dejar las batallas para dedicarse a cuidar a sus hijos pequeños.

La vida para el cacique no fue fácil, cambió radicalmente su vida, paso de ser un valiente guerrero a un soberano cuida niños, no hay mal que por bien no venga dice el refrán, los niños al estar al cuidado de su padre heredaron y aprendieron a ser dos valientes guerreros.

Estos niños vivían muy felices en la aldea, el padre los había dado obligaciones que cumplir, todas las mañanas se internaban en la selva a cumplir con sus tareas, debían cosechar frutos silvestres, miel de lechiguana y cazar animales para comer, este trabajo apasionaba a los hermanos Avatí y Ñegrave.

Eran grandes nadadores, al terminar la jornada de trabajo se dedicaban a jugar en la laguna, aprendieron a nadar muy bien, conocían todos los lagos, lagunas, esteros y ríos de la selva, en su afán de ser grandes nadadores cada día buscaban aguas de mayor profundidad, cierto día conocieron el salto encantado, un salto que tiene unos 80 metros de altura, el primero en animarse a saltar fue Avatí, era el considerado más osado, al ver su hermano que Avatí pudo saltar sin peligro se animó arrojándose de lo alto, haciendo un perfecto clavado en el rio Paraná.

Los hermanos Avatí y Ñegrave, salían todas las mañanas bien temprano a cumplir con sus tareas, caminaban por los caminos estrechos de tierra colorada, en dirección del panal de la lechiguana, en su camino se cruzaron con un yaguareté y quisieron probar su valentía, lo rodearon en un claro de la selva, el animal cercado comenzó a lanzar zarpazos con sus garras, una de ella alcanzo la pierna de Avatí, el valiente muchacho al verse herido se abalanzó sobre el animal dejándolo muerto sobre el pasto de la selva, su hermano no podía creer la valentía de Avatí y la rapidez en liquidar al animal.

Todas las mañanas era una gran aventura para estos jóvenes vivir en la selva, ahora comenzaban bien temprano antes de que salga el sol y volvían repletos de alimento cuando el sol se estaba oponiendo, el cacique estaba muy orgulloso de sus hijos, no solamente eran buenos muchachos, además eran valientes y trabajadores, toda la población adoraban a estos valientes jóvenes.

Una mañana como todas las mañanas se internaron en la selva a cumplir con sus cometidos, al terminar con sus obligaciones, los hermanos decidieron visitar el salto encantado, pudieron notar que el caudal de agua no era el mismo, las aguas no eran tan bravas como antes, realizaron el salto y no dieron mucha importancia a la bravura del agua.

Como todos los días emprendían la osadía en la selva sin saber que pronto todo estaba por cambiar, el tupa tenía intensiones claras con estos jóvenes, el tupa obra a través del destino y nunca se sabe lo que a uno depara el destino, obra de manera misteriosa.

El clima comenzó a cambiar, las temperaturas cada vez era más caliente, el calor azotaba a los niños y ansíanos de la aldea, el salto encantado tenía menos agua, al no bajar agua el Paraná comenzó a secar, los peces comenzaron a morir, ya no había peces de que alimentarse, los animales migraron en busca de un mejor clima.

El cacique y sus hijos hacían ofrendas al tupa para que se apiade de los habitantes de la aldea, la cosa empeoraba cada vez más, la espesura comenzó a secar, los frutos silvestres comenzó a escasear, ya no había comida para alimentarse, una noche realizaron una gran fogata en el claro de la selva y permanecieron todos unidos suplicando al Tupa su digna misericordia, el Dios Tupa parecía sordo ante tanta suplicas.

Los días pasaban los niños más débiles y los ansíanos enfermos comenzaron a padecer, el rio Paraná solo era un hilito de agua, muy preocupados los indígenas con esta situación, al terminar el agua era el final de sus vidas.

Los valientes hermanos Avatí y Ñegrave comenzaron a suplicar a los gritos, ofreciendo sus cuerpos en sacrificios, pedían al Tupa piedad para su pueblo y en cambio tomara las vidas de ellos, El tupa pareciera no estar presente y de no ser así no escucha sus suplicas.

Una mañana se presentó un desconocido en la aldea, diciendo ser el representante del Dios Tupa, enviado a la tierra en busca de una persona dispuesta a dar su vida por los demás, ofrecer su cuerpo en sacrificio, terminado el sacrificio el tupa enviaría agua y una planta que salvaría a los habitantes de la aldea de la muerte por la hambruna.

Los hermanos valientes volvieron a reiterar su voluntad de sacrificio para salvar a sus hermanos de las altas temperaturas, el enviado del Tupa dirigió sus miradas a los hermanos y respondió, no es necesario el sacrifico de los dos, lo que puede hacer el que queda vivo es buscar un lugar sagrado donde sepultar el cuerpo del otro.

Los hermanos juntos buscaron el lugar sagrado, donde debería permanecer el cuerpo del elegido, como siempre el más valiente era Avatí, fue el primero en ofrecer en sacrificio y el elegido del Tupa.

Ñegrave se despidió llorando de su querido hermano, aquel tranquilizo diciendo que el siempre va estar presente, que no llore, ambos sabemos que somos inseparables dijo Avatí y dio la orden de que comience el sacrificio.

Al terminar el sacrificio todo el pueblo hizo una fiesta de despedida, pidiendo al Tupa se encargue personalmente de su alma de Avatí y lo tenga a su lado, esta era la manera de conseguir consuelo los indios guaraníes ante una pérdida de un familiar, la esperanza de que el Tupa te guía y te da asilo a su derecha en el reino de los cielos.

Ñegrave cumplió con su promesa enterró el cuerpo de Avatí en la tierra del lugar sagrado, en plena celebración comenzó una gran lluvia, dando alivio a los niños y los ansíanos, la temperatura comenzó a bajar, los ríos comenzaron con su cauce, la espesura a enverdecer y del montículo de tierra de la tumba de Avatí, comenzó a salir una plantita desconocida hasta el momento, a la que los ansíanos llamaron maíz.


Fuente: https://vozpueblocom.wordpress.com/2013/12/10/diego-rivera-las-luchas-en-sus-murales-de-ayer-tan-vigentes-hoy/

El desconocido enviado por el Dios guaraní, regreso a la tierra para asegurar ver crecer a la planta de maíz, reunió a los indígenas del pueblo y les dijo. Demos gracias al valiente guerrero Avatí por su generosidad, Esta planta a la que llamaron maíz se nutrió del cuerpo y del espíritu de Avatí, vivirá para siempre entre ustedes siempre y cuando realicen la ceremonia de cultivar todos los años, de ser así Avatí vivirá siempre dentro de ustedes, alimentará su cuerpo y su sangre, desde entonces Avatí vive y alimenta a los indígenas guaraníes.

Fuente: http://corrientesesasi.webcindario.com/ley_avati.html




Te espero mañana para disfrutar de otro relato de mi tierra Corrientes.

José Luis Fernández
Corrientes Argentina

Si fue de su agrado, por favor ayuda a difundir mi canal, comparte en tu canal, reesteemit.