El jardín del Edén

Extenuado de la rutina, decidí con mi Sra. Comenzar  el día de una manera diferente, nos levantamos temprano, desayunamos y salimos a caminar.

Mi rutina de caminata es extensa, camino aproximadamente 30 kilómetros, estoy fuera de estado, no podía comenzar  con esa intensidad, recordé, dentro del circuito de caminata hay un jardín botánico de dimensiones selváticas.

Terminado el desayuno,  prometí a mi Sra. un paseo inolvidable, nos vestimos con  ropas deportivas, una mochila, cámara fotográfica, dinero y emprendimos la caminata.

El paseo comenzó en  la puerta de casa, partimos rumbo al jardín del edén, caminamos varias cuadras, cerca de unas treinta, quizás más, no tardamos en llegar, cuando el paseo es agradable no importa las distancias,  compartiendo una charla las distancias y el tiempo pasa rápido, sin darnos cuenta  llegamos a este mágico lugar.

La recepción de lugar es magnífica, calles de arenas,  en ambos lados unas hermosas palmeras, en el centro un colosal portillo de acero forjado, una verdadera invitación al oasis soñado.

Una invitación utópica de rechazar, hay  un cambio en el ambiente, la sensación es de plenitud, satisfacción, el alma abandona el cuerpo y pierdes control del mismo, es como flotar en el aire, comenzar a caminar por las calles arbolas, te reconcilias con la naturaleza.

Caminar por un túnel natural, que forman las copas de los árboles, sigues el sendero, no hay noción de tiempo, ni de espacio, no existen las medidas, a cada paso una sorpresa, a la derecha se abre un camino, te invita a entrar, no sos dueño del cuerpo y ahí vas.

Vas caminado sin saber dónde, a lo lejos  ves  un banco, de piedra, tronco, no importa el material, sabes que ahí vas a parar, disfrutar de la naturaleza, el canto de los pájaros,se acercan, no temen, ahí no hay maldad, hay de todas las especies, cardenal, zorzal, jilguero, calandrias.

Te quedarías a vivir, no puedes, el lugar  invita a continuar, al final del túnel selvático, haces contacto con lo urbano, te topas con la realidad, un mural de bienvenida al lugar.

 

Difícil decisión, izquierda o derecha, la verdad no importa tu dictamen , sea cual fuera la entereza, la naturaleza esta.

Continuar caminando, disfrutar del lugar, pareciera un sueño, un sueño hecho realidad, sin rumbo, el sendero te guía, si estabas en deuda  con la Pacha Mama (Madre Tierra), aquí lo saldas.

Así pasaron las horas, sin darnos cuenta volvimos a la entrada , con un macetero de rosas,  Santa Rita y una hermosa palmera, visitamos los tendales del lugar, contribuimos con las compras de las plantas, aquí funciona una escuela de jardinería, todo lo que compres se invierte en el lugar.

Los tendaleros un sueño, plantas florales, rosedales, palmeras, dignas de ser exhibidas, fotos hermosas, pero eso es para otra historia.

Fuente: álbum familiar

La Cámara utilizada una Samsung 12.2 mega pixeles

Te espero mañana para otra historia de mi tierra Corrientes

José Luis Fernández

Corrientes Argentina

                                                                       

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