Simbología en el "Guernica" de Picasso (Primera parte)
Hubo una época en la que me interesé sobremanera en observar y estudiar los cuadros de Picasso, para comprobar por mí mismo si era tan genio como todo el mundo decía y repicaba en artículo tras artículo y libro tras libro, y conferencia tras conferencia.
Llegué a la siguiente conclusión: cuando era niño pintaba como un viejo y cuando era viejo pintaba como un niño. Pero esto es materia de otro análisis.
Entonces leí que un alemán, Henry Kahnweiler, había sido quien le abrió los ojos a Picasso sobre el futuro artístico que tenía por delante y se le ofreció a ser su representante y agente para negociar sus exposiciones y demás aspectos administrativos.
Picasso, que era un malagueño astuto, se puso en sus manos sin pensarlo dado que era un hombre de solvencia económica y erudición sobrada, algo así, aunque en pequeño, como un Heinrich Schliemann había sido unos años antes cuando descubrió Troya.
De la misma manera que el turista se para en la esquina de la plaza de la Merced de Málaga por ver la casa natal de Picasso, cuando una vez pasé por Mannheim —todavía se viajaba con un mapa y preguntando a los paisanos de los pueblos—, intenté ver la casa natal de Henry Kahnweiler, pero las obligaciones familiares pues viajaba con mis niños pequeños, ya me impidieron dedicar tiempo a ello, pero Mannheim lo grabé en la retina como lugar natal de quien había sido el promotor del movimiento artístico más importante del siglo XX.
Entre otras cosas que he oído decir de este buen hombre es que decía que Picasso era totalmente “apolítico”. Es decir: que la barbarie que arrasaba España en una guerra entre hermanos y vecinos no le distraía lo más mínimo en su quehacer pictórico. Algo que, por otra parte, a simple vista puede parecer exagerado.
Esto siempre me llamó la atención lo que me hacía dudar de todo lo que leía acerca de la simbología del "Guernica".
Por lo menos, ya somos dos los que dudamos de todo lo que se ha escrito y comentado acerca de este tema porque desde hace unos años, que yo sepa, un colega profesor de Instituto, José María Juarranz, ha estado dudando también, durante años, de la simbología del cuadro “Guernica” resumen de la obra de Picasso, como elementos de la guerra: el caballo,
el toro,
una mujer angustiada con su bebé muerto etc. etc. a lo que yo le he dado muchas vueltas.
Creo que la opinión de este colega, desapasionada y exenta de forofismo, chovinismo o interés espurio alguno hay que tenerla muy en cuenta. El arte es arte y cuando se entremete la política, siempre interesada, ya devalúa por lo menos un grado la obra artística.
Lo cierto es que en el año 1937, el gobierno de la República Española, le encargó un cuadro para la exposición de París, al ya aquel año famoso pintor malagueño, que fuera expresión de los logros de una de las dos bandos en la fratricida contienda.
Desde el año 1937 hasta nuestros días se ha escrito lo indecible acerca de los símbolos político-bélicos expresados hasta con la bombilla que, aislada, más parece ilustración de un tebeo infantil que elemento del cuadro más representativo de la pintura contemporánea universal.
Mañana seguiré escribiendo sobre este asunto ya que al redactar estas líneas me ha parecido interesante reflexionar por escrito sobre este asunto y otros de similar envergadura.
Picasso es uno de mis artistas favoritos - conocido por su cubismo, pero hizo mucho más. La Guerra Civil española le afectó mucho.
Usted podría estar interesado en Guayasamin de Ecuador que pintó en una vena similar.
Hace años, en la ciudad de Bremen (Alemania), el pianista quiteño Boris Cepeda me ilustró durante una tarde acerca de Guayamin. Evidentemente un gran pintor.
Guayasamín, quería decir.