Haciendo memoria del proceso de aprendizaje de pintor de cuadros ( 7 ) Dos retratos inacabados

Después de pintar mi autorretrato, ya quería pintar a mi mujer y a mi hija en un mismo cuadro. A los hijos también, pero empecé con el primogénito cuando era un adolescente y después de unas sesiones, medió un largo intervalo de tiempo y había cambiado tanto que ya no me valía el modelo y tuve que abandonarlo.

También he tenido la intención de hacer retratos al resto de los hijos, aunque cada vez es más difícil encontrar tiempo y espacio para ponernos a la faena.

Madre e hija comenzaron posando las dos juntas en una o dos sesiones, pero luego ya no fui capaz de encontrar ocasiones para sentarlas delante del caballete, y pasó un año y otro y el cuadro estaba empezado pero no avanzaba.

Solo había un primer bosquejo y alguna que otra pincelada, de tal manera que aproveché un sueño extraño: me desperté de una pesadilla desagradable, No sé por qué estaba muy preocupado por algo de lo que no podía liberarme, y de pronto me tranquilizó ella diciéndome que no me preocupara, que no era para tanto. ¡Tomándose un café con toda la parsimonia en medio de la oscuridad, en un túnel donde había mesas y sillas caídas por el suelo! Y me proporcionó la calma en el momento de despertar comprobando que todo había sido un sueño.

Aquella misma mañana empecé a pintarla tal y como la había visto para que no se me olvidara… Recordé la postura y dibujé unos rasgos de nuevo sobre lo que había pintado cambiando la posición de la modelo, y la coloqué en la misma postura que había visto en el sueño con un vestido blanco que supongo ella nunca se pondría.

Supongo que Freud habría escrito un capitulo entero de psicología profunda interpretando ese sueño… ( esposa, madre, sueño, tranquilizaciòn, color blanco del vestido, túnel de color muy oscuro... sobre lo que ya hay mucho escrito. Perdono es cuestión de andar ahora con interpretaciones de sicólogos.

Para el vestido no necesitaría modelo ya que lo podía pintar siguiendo la visión del sueño pero el rostro tenía que tenerlo delante para captar los rasgos de su personalidad, serena y complaciente. Y así fue: Durante unas sesiones, no recuerdo cuántas ya pinté el rostro,

y cuando no tenía tiempo para posar dadas sus muchas ocupaciones profesionales y domésticas aprovechaba par pintar el resto, de tal manera que unas veces por una cosa y otras por otras, quedó el lienzo a un lado sin darlo por terminado, o por abandonado, porque una pintura llega el momento en que hay que abandonarla y darla por terminada, pero esta todavía es hoy el día en que a pesar de que le mandé colocar un marco para colgarlo no lo he dado por terminado, pues tengo que pensar algunas pinceladas todavía. A ver si un mes de estos lo descuelgo y lo culmino. Veremos.

No obstante, mostraré los detalles de la técnica utilizada que viene a ser la misma que para el resto de los cuadros realizada con pinceles.

Y ahora está en esta fase para seguir pintando y darlo por abandonado definitivamente. Yo considero terminado o abandonado el trabajo cuando decido firmarlo. Estos dos cuadros todavía no están firmados.