El enigma de Baphomet (93)

in #spanish7 years ago

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Gelvira no cesaba de preguntarme por qué estaba tan serio y pensativo. Yo no encontraba el modo de adelantarle que emprendería un largo viaje. Para seguir la pista de Rechivaldo no habría nada mejor que ir recorriendo los castillos o sus aledaños, en los que todavía quedaría algún templario. En alguno habría recalado. Tenía que conseguir, como fuera, la segunda hoja original de 1235, que tenía Rechivaldo.
Durante la mañana estudié los pergaminos hasta dominarlos, aunque eran demasiados para aprenderlos de memoria, mientras Gelvira hacía la colada en la moldera.
Los conté. Empecé a ordenarlos por orden cronológico:

  1. La copia del pergamino de Arias Didaz del año 1096.
  2. La copia de los cuarenta y un pergaminos que hacen referencia al primer juicio en 1218.
  3. El pergamino original de la primera hoja del juicio de 1235 con la miniatura de San Gregorio Iluminator; pero faltaban los dieciséis o diecisiete que tenía Rechivaldo; y también faltaba el pergamino original que contiene la segunda hoja del juicio de 1235. Los nueve pergaminos de la historia del retablo no los sacó Gelvira del Monasterio.
  4. La copia de la segunda hoja del juicio de 1235 era mi principal objetivo.

¡De los tres pergaminos imprescindibles, el de Arias Didaz, y los dos originales de 1235, sólo contaba con un pergamino original con sellos y firmas, el que yo había sacado de la alforja de Rechivaldo, la primera hoja del juicio de 1235 ilustrada con la miniatura de San Gregorio Iluminator!+(***Nota)
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Pensé en subir a por los corderos al nevero,
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pero me llevaría casi todo el día, por lo que preferí dejarlos congelados para más adelante. Nunca se sabe lo que puede hacer falta. Así que, pelé unos fréjoles en la huerta y preparé un plato de verduras con ajos y manteca. Después de comer nos sentamos en la huerta bajo la parra, para leer juntos los pergaminos. Gelvira me cogió de las manos el de Arias Didaz temerosa de que, pellejo semejante, de hace doscientos doce años, no surtiera efecto alguno. Yo le dije:
—Junto a esta escritura, en la misma estantería, hay otras que Roderico ha leído y me ha dicho que, hace tres o cuatro siglos, bajo tierra, en las bodegas de todos los reinos se veneraba una imagen del dios Dionisos Baco. Hay otras muchas escrituras en el monasterio que atestiguan esa historia.
—¿Qué tiene que ver el dios Dionisos de los griegos con los templarios? ¿Lo trajeron, acaso, de Grecia? —me preguntó Gelvira.
—No, no. Antes de existir el Temple, un pintor quizá benedictino, quizá albigense, no se sabe, aprendió a pintar en Oriente, autor excelso de los frescos de las iglesias de Constantinopla. Se erigieron y decoraron más de cincuenta iglesias. Vino a Santiago y se quedó por estas tierras. Enseñó a extraer los pigmentos de colores para ilustrar tablas con todas las escenas de la Biblia. Pero también pintó el dios Dionisos Baco en un retablo. A pesar de ser fraile, cobraba sueldos y muchos dineros porque no trabajaba por devoción religiosa.
Por conseguir reliquias y pinturas es por lo que más dineros se ha pagado a lo largo de la historia; así ha sido y será siempre por los siglos de los siglos.
Ya ves las vueltas que da la vida, que ahora, la copia de la escritura de Arias Didaz, que habla de ese retablo, la tengo entre las manos.
A veces pienso y no dejo de imaginar situaciones estrafalarias que me asaltan sin pretenderlo: ¿Quién leerá estos cueros dentro de quinientos o mil años? ¿Cómo iban a pensar los templarios, tan sólo hace un lustro, cuando todos se enseñoreaban por estos pagos siendo los dueños del mundo...? ¡Y ahora, perseguidos, torturados y matados!
Cuando tenga calma en mi pensamiento —me prometí aquel día—, escribiré todo lo que veo y pienso para que puedan leerlo los hijos y nietos, de los nietos, de mis nietos.


***(Nota)A pesar de encontrar reiteraciones en estos textos, Clara y yo discutimos si tendríamos que sintetizarlos, pues Martín quiso que quedara absolutamente claro que los pergaminos importantes eran tres: a) la escritura de Arias Didaz, b) la primera hoja original de 1235 y c) la segunda hoja de 1235, que no es original sino una copia, ya que la original la guardaba Rechivaldo, por lo que preferimos transcribirlo y traducirlo al pie de la letra como nos aconsejó el profesor.

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Siento decirte que no sé escribir en inglés. Lo siento. Gracias por tu interés.