Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe

Esta es una expresión muy popular en mi amada Venezuela, y por supuesto tiene su razón de ser.

Soy una persona muy trabajadora, me levanto súper temprano, me preparo una buena taza de café y de esta manera comienzo mi faena de todos los días. Al igual que todos, lucho todo los días por tomar el transporte que me lleva a mi lugar de trabajo, en ocasiones tengo que hacer magia para montarme en el bus e incluso, algunas veces me toca ir guindado en la puerta casi cayéndome para no perder tiempo y llegar sin contratiempos al trabajo; pero no vean esto como una historia trágica en mi vida, porque a decir verdad, el llegar a tiempo al trabajo es un logro acompañado de un poco de felicidad por lo colapsado que es el sistema de transporte aquí en mi ciudad.

Luego ya superado lo del transporte y ya en mi trabajo, me dispongo a realizar mis tareas diarias que no son tan emocionantes porque no tengo un empleo soñado y mucho menos con una buena bonificación, lo peor de todo no es esto. Mi jefe es una persona malhumorada y muy exigente y nada de lo que se hace en la oficina logra levantarle un poco su nivel de satisfacción, en pocas palabras, no es el mejor empleo del mundo pero esto no me desanima porque esta pequeña parte de mi vida que les acabo de relatar la cual llamo tortura, solo la vivo de lunes a viernes.

Luego de todo esto, llega ese tan anhelado viernes, ese viernes en que se te olvida que te empujaron y apretaron en el bus, ese viernes en que se te olvida los comentarios y gestos malhumorados de tu jefe, y saben porque? Porque después del viernes no hay que madrugar para salir al trabajo, porque no tenemos que ver al tonto de nuestro jefe. Hoy es viernes, noche de amigos, copas, baile y diversión, el viernes se vive como si fuera el último día de tu vida. Así que no lo olviden amigos… Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe.