Extrañas cosas pasan cuando bebes

Estoy sentado tranquilamente con Anastasia, en el porche de la casa. Al decir "tranquilamente" claramente me refiero al contraste entre cómo estamos nosotros y cómo está el resto de la fiesta.

Destapo la primera smirnoff mientras la beso la mano a Anastasia, mi novia. Ella, por su parte, no ha empezado a beber. En el salón de la casa la música está por todo lo alto, y puedo imaginarme a mis amigos bailando con otras mujeres ahí dentro. Puedo imaginarme con casi total exactitud a Saúl, el más callado de mis amigos, bailando con la morena con más curvas de la casa -pese a que ésta tenga novio-; a Fabrizio, el más alto y delgado de mis amigos, sentado con la segunda mujer de la noche; a Nicolás hablándole a Roxana, la cumpleañera, mientras toman del daiquirí que preparamos. El resto de los invitados están muy ebrios o muy lejos de mi vista como para poder analizarlos.
Voy por la tercera smirnoff y Anastasia coge su primera. Veo a Saúl besando a la morena, genial. Veo a Fabrizio terminando su intento con la chica porque está muy ebria. Veo a Nicolás siguiendo a Roxana al interior de la casa, ese balón entrará en porteria. Mi hermana, Clarissa, habla con Joshua, su ex con el que siempre termina volviendo, mientras suena passion whine en los altavoces.
Voy por la séptima y ya estoy empezando a ver borroso, Anastasia va por la cuarta y ya empezó a hablar gracioso.

-¿Te sientes bien, bebé? Creo que estás bebiendo muy rápido, casi tanto como yo- Le dije a Anastasia mientras le colocaba el cabello tras su oreja.
-Si, Joshua- Se levantó tambaleándose de la silla- ¡Vamos a bailar!- y me tomó de la mano casi que a velocidad de puma y fuimos al salón.

Luego de varios intentos ridículos de bailar en los que nuestra coordinación era mínima, Anastasia empezó a sentirse mal. Paró de bailar, vio hacia afuera del salón y, pese a tener el baño muchísimo más cerca, salió corriendo-tropezando rapidamente- a la calle.

Había un montículo de arena frente a la casa, una super camioneta que podía ocultar a quien se metiera detrás y un arbusto de gran espesor tras el cual podían ocultarse dos personas. Anastasia decidió que vomitar sobre el montículo, a vista de todos, era la opción más inteligente. Fue una escena graciosa pese a que yo era el novio irresponsable ¿Quién diablos se pone tan peda con solo cuatro botellas?
La gente se reía mientras yo, riéndome también, llevaba a Anasrasia al baño con ayuda de Clarissa. Luego de su respectivo lavado de cara y brazos, salí con Anastasia al porche y nos sentamos justo donde nos emborrachamos.
Anastasia se recostó -murió- en mi hombro, mientras me susurraba al oído - Eres el mejor novio del mundo Joshua, esta semana y media me han llevado a pensar que no quiero estar con nadie más, ni quiero que tú estés con nadie más.
Nicolás, Mateo, Camilo, Fabrizio, Alex, Saúl, Clarissa, Joshua grande y el resto de la fiesta vacilaba entre reírse de mi cara, reírse de la cara de Anastasia o seguir metidos en sus temas.

Es obvio que mis amigos me jodieron y fastidiaron luego de la fiesta por la escenita ¿Pero quién podría juzgarlos?

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Esto, amigos míos, es solo el inicio de una historia que planeo desarrollar. El título de la historia sería "La rubia y yo", y Anastasia -la vomitona- no es para nada la protagonista, sino más bien uno de los personajes que impulsan a Joshua en la historia. Sería genial si pudiesen darme sus opiniones.