Reto superado: ¡Aprobé el primer nivel del curso de Alemán!

Como les comenté en el principio del nuevo capítulo de mi vida en Alemania: Mi llegada tuvo un pequeño retraso de 3 semanas, y esto no hubiese sido un problema de no haber estado inscrita en un curso intensivo para aprender alemán de 8 semanas.

Al llegar el primer día, la verdad, es que hasta el momento solo había tenido en la cabeza LLEGAR, no pensaba demasiado en el retraso o el contenido que había perdido en las clases.

Que ingenua.

Jamás en mi vida me había sentido tan perdida en una primera clase, tan “Tarzan en Hollywood”. Los primeros días transcurrieron y contaba los minutos para irme, pasaba las madrugadas estudiando el contenido pasado y realizando las actividades actuales, y no fue fácil.

Hasta que cuando parecía que no vería luz al final del túnel, que estaba a punto de tirar la toalla y abandonar hasta el próximo curso, un día llegué y le entendí un par de frases a la profesora: y ¡Aleluya!

No puedo describirles el alivio y el entusiasmo que sentí en esa clase.

Desde ese momento todo fue muchísimo más fácil, pude relajarme un poco y hacer nuevos amigos.

Así hasta el último día de clases donde, finalmente, recibimos nuestros certificados.

Qué día tan increíble. Entre las diferentes nacionalidades, la mayoría se decidió espontáneamente a llevar un plato típico de su región y así fue que terminamos compartiendo brigadeiros brasileños (una especie de trufas riquísimas de chocolate), una focaccia italiana, panecillos con aceite de oliva y jamón serrano español, y torta tres leches venezolana de mua. Cantamos en alemán, bailamos música latina (lamento decepcionarlos) y como cereza del pastel, dos de nuestros compañeros nos hicieron un “duetazo” con la guitarra increible y para no seguirme extendiendo con más detalles, finalmente les dejo las foticos: