Y así, allí, cerca de ese puente que va directamente al mar, me he encontrado con dos personas increíbles. ¿Lo mejor de todo esto? Ellos también eran participantes del proyecto de intercambio por el que vine allí. 

Cuando ya sabeis más, tenemos que volver al mismo día.

Después de un poco de yoga y ducha, fuimos a desayunar. Y para el último, solo una palabra para describirlo: idilio. Todo lo que alguien puede imaginar para el desayuno y todo lo que nunca se ocurra en la cabeza. Todo preparado con amor, increíblemente bueno. 

Comenzó el día lleno de nuevos descubrimientos y personas interesantes de toda Europa. Pero lo más divertido de todos eran los quien estaba trabajando en este hotel. Recuerdo que fuimos al vestíbulo. Y el recepcionista empezó a hablar conmigo en turco. De repente, él dice: ¿Puedes cuidar el vestíbulo? Pensé que estaba bromeando y por eso en un segundo ya estaba sentada en su silla. Resultó que él no estaba bromeando. Después de 10 minutos todavía no estaba aquí. Otros participantes empezaron a tomar videos de mí saludando a los invitados. Por supuesto, como una buen recepcionista que tenía que asegurar de que todo está bien, empecé a mirar a la pantalla del ordenador. De repente, se apagó y se encendió de nuevo.

Recepcionista regresó. Preguntó si todo estaba bien. Confirmé. 

La mañana siguiente no teníamos conexión a Internet. Todo el hotel. Pues, como nos hicimos "muy muy amigos", pensé ir allí y preguntar lo que había sucedido. Lo que recibí era: "algo había sucedido y los ingenieros están tratando de arreglarlo. Lo tendrás en unas pocas horas. No te preocupes".

"No te preocupes" o como ellos dicen en turco: "Merak etme". Todo el tiempo. No hay problemas. No hay nada. 

Por supuesto internet no apareció. Siempre cuando lo veía, solía preguntar: ¿Dónde está el Internet? (como si el Internet era un ser humano que tenía piernas y podía huir...) Y la respuesta era: "Lo tendrás en unas pocas horas. No te preocupes". Después de tres días de juegos como ese, estaba furiosa. Entonces, él comenzó a decirme que he borrado el Internet. 

Yo he borrado el Internet.

Suena ridículo, ¿verdad? Como una excusa lamentable por su pereza. Así que toda esa semana cada vez que solía preguntarle ¿dónde está el Internet?, su respuesta era: "has borrado el Internet". 

Y así es como borré el Internet. 

En el último día me dijo que cuando el ordenador se apagó, tuve que presionar un botón, pero no lo hice (por supuesto, como una recepcionista profesional, tuve que saberlo...). 

Pero para ser honesta no lo creí. No lo creo. Fue sólo la pereza turca y también, basta con mirar cuánto dinero han ahorrado de esta manera.

Pero todavía... En algunos casos los turcos no saben cómo ahorrar dinero. Especialmente, hablando sobre los vendedores que dan cosas para la sonrisa de las chicas...

Continuará...