Cada año son más las personas que acuden a las aguas termales para relajarse y liberar estrés. Estas se han convertido incluso en un tratamiento terapéutico para prevenir y curar enfermedades, por lo que han cobrado gran relevancia en el ámbito de la salud.

Estas aguas se pueden encontrar en cualquier parte del mundo y se caracterizan por tener temperaturas de 5 °C por encima de la temperatura de la superficie. Provienen de las capas inferiores de la tierra, en donde formaciones de magma cercanas a los estratos superiores calientan las rocas por donde fluye el agua y llevando consigo minerales disueltos por las altas temperaturas.

Al exponer nuestro cuerpo a las aguas termales, nuestras funciones biológicas, condiciones físicas y químicas se ven afectadas de manera positiva. Las formas en que mejoran nuestra salud son muy diversas, algunos de los beneficios más comunes por los que suelen visitarse son el alivio de dolencias musculares, la obtención de una mayor oxigenación e irrigación sanguínea, la normalización de las funciones endocrinas y digestivas, así como la estimulación del sistema inmunológico.

Las aguas termales pueden identificarse según su composición mineral, estas pueden ser aguas sulfuradas, bicarbonatadas, cloruradas y ferruginosas, sus distintas composiciones minerales son recomendadas para tratar males dependiendo del padecimiento de la persona.

En la mayoría de los países es posible encontrar importantes fuentes de aguas termales, por lo que puede resultar una excelente actividad al aire libre para ti y tu familia, ya sea con fines curativos o simplemente para relajarte, liberar estrés o vivir una nueva experiencia.