CHOCOLATE AMARGO (TEXTO NARRATIVO)

El chocolate huele a tus recuerdos. Los sábados, cuando te esperaba en aquella casa rústica mi olfato se deleitaba antes de saborear una taza, casi desbordada, de chocolate amargo... El éxtasis aromático de ese líquido exquisito marcaba, sorbo a sorbo, el tiempo de espera en aquel lejano espacio que construí para dos.

Aún mi memoria se paraliza, cuando aquella tarde, antes de ocultarse el sol, apareció una sombra, que se transformó, luego en un esbelto y corpulento varón. Él irrumpió sigilosamente en mi intimidad. Ante aquella escena, mis ojos se incendiaron y se humedecieron copiosamente.

-¡Levántate! - me dijo con voz suave el extraño -   

Me paré, casi temblorosa al oír aquella voz melodiosa y descubrí que era él. Nuestros cuerpos, inconscientemente se enlazaron indivisiblemente .Y al cabo de un rato, la atmósfera se inundó de aromas que produjeron placer y locura. Comenzamos a entregarnos sin reglas. Pero de pronto un estallido, en la cocina interrumpió la escena. La jarra de chocolate cayó sin razón alguna. El acto se desdibujó y cerró la hermosa e inolvidable escena. La deleitable figura de aquel esperado hombre se derramó, cual chocolate caliente y desapareció. Mis ojos sorprendidos no entendía tal fatalidad y comencé a gritar esperanzada: -¿A dónde has ido? ¡Llévame contigo!

Ya si aliento, caí semi desnuda en el oscuro piso impregnado de chocolate amargo. Inmediatamente, la puerta principal de la casa se abrió, producto de un remolino abrumador. Al abrir los ojos, la escena era otra; me miré posada en un sillón y la silueta de mi eterno enamorado, acariciaba mi larga cabellera plata trenzada. Antes de que cerraran el telón, recuerdo la música instrumental de fondo y el olor a chocolate amargo que dejó la tempestad...