Su rostro destellaba armonía, recuerdo su larga cabellera, ensortijada y rubia, hilos de oro mágico, una perfecta figura, dibujada por las manos de un experto. Me lance hacia él, mientras más cerca estaba, se iba desvaneciendo aquella obra de arte. Logre tocarle pero todo se volvió polvo, de nuevo siento la soledad trágica de tus recuerdos, me vuelvo cenizas...
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