Un par de zapatos de Vincent Van Gogh (1886). (ANÁLISIS PLÁSTICO, SEMIÓTICO Y REFLEXIVO)

in #spanish6 years ago (edited)
¿Qué tanto nos fijamos en los zapatos de un hombre?, a veces solemos ir por la calle, entrar a cualquier sitio sin percatarnos del calzado de la gente, a menos que nuestro estilo de caminar sea derrotero, con la mirada abajo, casi siempre no percibimos en que andan o con que anda (los pies) la gente.

La pintura de Van Gogh, muestran un par de zapatos desgastados, roídos, que pueden pertenecer a cualquier persona de clase trabajadora o un vagabundo si acaso. Esta obra pintada en 1886, de pequeño formato (38 x 46 centímetros), ha generado siempre discusiones con respecto al origen de los mismos más no tanto de su técnica. Tales zapatos bien pudieron haber sido propios, debido a las precarias condiciones que se encontraba Van Gogh, quien sobrevivía gracias al dinero que le enviaba su hermano Theo.


Una visión plástica y semiótica

Creo que ya es de conocimiento común la profunda sensibilidad de Van Gogh, los temas tales como las naturalezas muertas o los bodegones, nunca habían sido cargados de tanta expresividad como los realizados por este pintor holandés, sus flores no solo eran flores, representaban emociones y lógicamente su obra “Un par de zapatos” no está exenta de significado simbólico, es decir, no se queda en lo netamente plástico, sino que conlleva una carga semiótica importante, saber qué significaban las características de ese calzado, podría no solo generar inferencias sobre su origen, sino también, sobre la sensibilidad social que amerita pintar unos zapatos “pobres”.

Los colores marrones casi negros, bastantes terrosos y oscuros no se parecen los azules y amarillos brillantes por los cuales son conocidas su demás obras, los colores son más sobrios, con cierta sencillez cromática, no experimenta con saltos de color abruptos, se dejó llevar por sus pinceladas sueltas no haciendo de ello un festín de color sino más bien una representación fiel a los colores de la pobreza, considero que si la pobreza tuviera sus propios colores, estos serían los utilizados por Van Gogh es esta obra, la cual es además minúscula en tamaño, con formato rectangular de lectura vertical y de composición centrada y estática, no teniendo otro punto de interés más que el par de zapatos al centro.

Por acá les comparto además un resumen en video de una conferencia de Arturo Leyte "Vincent van Gogh y Martin Heidegger - Unos zapatos para la filosofía", en donde expone la visión de Heidegger sobre el origen de los zapatos de Van Gogh.

Una visión fílmica

En la película Iraní los niños del cielo de 1997, vemos las desavenencias que deben pasar dos hermanos por el hecho de tener que compartir un viejo par de zapatos, no es mi intensión contar toda la historia en este post, pero ejemplo de la trascendencia que puede tener en la vida de una persona el hecho de no poseer zapatos, es manifiesta de forma sencilla pero sublime en este film de Majid Majidi, la cual recomiendo ampliamente.
Asimismo, una frase que se puede encontrar en el cine con respecto a la importancia de los zapatos, es la de “que tan a menudo te fijas en los zapatos de un hombre”, esto lo dice el personaje Red, interpretado por Morgan Freeman en la película “Sueños de fuga” de 1994 , al contar como el personaje protagonista Andy Dufresne, sale de la oficina del director de la cárcel en la noche previo a su fuga, habiendo intercambiado sus zapatos con los recién lustrados del director sin que éste lo notara. A veces andamos por la vida sin mirar los pies de la gente y mucho menos nos ponemos en sus zapatos para ser empáticos con la carga que cada uno lleva consigo.

Un recuerdo familiar doloroso

Las experiencias ajenas nos tocan el corazón como una punzada hecha con metal ardiendo, es el caso de los niños nacidos en los años sesenta en mi país, ciertamente los buenos tiempos, nunca han existido, solo ha habido unos años menos malos, pero esta generación tuvo también su dosis de miseria como la que vivimos actualmente, entre esos años vivió una de las mujeres de mi familia (me reservaré su nombre y relación filial), ella me contó que la suela de sus zapatos para ir a la escuela se habían “rajado” y su padre los había cosido con nylon de un color muy llamativo, a causa de esto, cuando salía a recreo a jugar con sus amigos cualquier juego que fuera en el suelo (metra por ejemplo), ella no se sentaba porque dejaría expuesta la costura de sus suelas para burla de los niños, en cambio se agachaba siempre con los pies sobre el suelo, podía pasar largos ratos jugando en esta posición y se le adormecían las piernas, considero que dichosa de ella si en lugar de las piernas se le hubiera adormecido un poco el corazón y no sentir las burlas de otros niños si le daba por sentarse al suelo.

Una experiencia propia

No a todos les ha sucedido, sin embargo, es común que las personas se queden descalzas en la calle, ya sea por la tirita de la sandalia, el despegado de la suela o ya la completa rotura del cuero o tela del que esta cosida la suela, otros por una suerte igual de mala han sido robados y despojados de su calzado. Lo cierto es que, quedar descalzos es algo que va mucho más allá de la incomodidad de pisar piedritas u objetos que puedan hacer daño, es una cuestión de invasión del sentimiento de angustia y desamparo, de desprotección, como todo nuestro cuerpo comenzando por los pies puede ser invadido no solo de microorganismos del suelo, sino por los agentes sociales externos, la burla, la observación fija y la peor de todas la “lástima”, esto hace que surja el deseo incontrolable de llagar salvo a casa muy pronto.

Reflexión

A todo esto, creo que así como algunas personas pasan por alto comprarse calcetines, solo por ser lo último en que piensan cuando compran ropa, una de las cosas que la clase trabajadora deja pasar son los zapatos, no importa el modelo o marca siempre y cuando resistan para trabajar, las prioridades alimenticias de la familia están en primer lugar.

Sin embargo la falta de tiempo y dinero siempre repercute en nuestro calzado, dependiendo de nuestra faena, ellos demuestran de donde viene la persona, que tan lejos proviene ese polvo que trae en sus zapatos y no se ha dado cuenta que es tan diferente al paisaje donde está en el momento, que tanto ha recorrido, pisar un chicle seria lo menos complejo, un zapato con costuras de un hilo diferente al de fábrica, un zapato con una suela diferente (¿Cuántas veces habrá cambiado la suela o habrá zurcido su calzado?), el zapato brillante (no de nuevo sino de pintura o crema para zapatos para dejar en alto el dicho de “pobre pero aseado”.

La lluvia es lo más hermoso que hay, pero cuando se es pobre la lluvia duele en los zapatos rotos, esos con filtraciones, que de estar en buen estado evitaría mojar las medias. En el mundo hay personas que ostentan su gusto y pasión por coleccionar diferentes tipos de calzado, sin embargo, hay que tener suerte al nacer. Hace poco veía como se hizo viral un video de una persona fabricando una sandalia o chancleta a partir de neumáticos, cualquier persona pensaría que eso es llegar al extremo de la pobreza, pero que tan diferente puede ser el ver a una chica quedar descalza porque sus sandalias de tiritas se reventaron en media avenida.

La actual crisis de mi país, así como en muchos otros países, nos duele en los pies y se nota en nuestro calzado, ya no se trata de tener un zapato que combine con la ropa, se trata de tener un calzado que sirva para toda la ropa y que aguante caminar todos los días al trabajo, la universidad o la escuela por la falta de transporte y de efectivo. Considero que pinturas como la de Van Gogh nos hacen sentir completamente identificados. Para finalizar los dejo con video encontrado en la web Youtube, el cual es una de las cartas de Vincent a su hermano Theo, obviamente no soy autora y por lo tanto no garantizo la posteridad del enlace, sin embargo mientras esté disponible pueden disfrutarlo.



Fuente de Imagen

Ficha técnica de la obra:

Autor: Vincent van Gogh
Técnica: Óleo sobre tela
Lugar y fecha: París: julio - diciembre, 1886
Ubicación: Museo Van Gogh . Amsterdam, Los Países Bajos, Europa.

Espero les haya gustado. Les invito a leer mis próximas publicaciones y siempre estaré dispuesta a responder sus preguntas y comentarios. ¡Muchas gracias!





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Justo pensaba en que mis zapatos ya parecen una pintura, eran azules pero tienen machas de tantos colores y tipos que lucen matizados, y así van a estar mucho tiempo porque cambiarlos no es opción ahora.

Así estamos, pero no somos los únicos, es triste ver los pies de las demás personas en las mismas o peores circunstancias que las pintadas por Van Gogh

woo, Brutal me ha gustado mucho.

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