Es fácil sí, con palabras destruir hasta las creencias. Lo más aterrador, triste, es cuando esas palabras vienen de quien se supone que era cercano, es como si ese puñal que son las palabras se clavara más certeramente en el centro del corazón debido a esa cercanía.
Lo otro que sucede es que de tanto usar ese puñal termina perdiendo su efecto, se crea la famosa coraza, a través de la cual todo resbala.
Como tengo por costumbre creo que esto es bueno aplicarlo a uno mismo, así que me lo llevo para mí, para pensar, me has hecho pensar en que las palabras cuando las usamos airadamente solamente hieren. Me has hecho recordar ;-)
Un abrazo querido amigo :-)
Recordé tu publicación sobre Cortázar y parte de lo que él dice en la entrevista cuando habla sobre lo que llegó a pensar su madre de los poemas que escribió en su infancia. En efecto, es doloroso cuando las palabras son pronunciadas por aquellos más cercanos, puesto que dejan de ser filosas y son como un cuchillo amellado y oxidado que se clava en lo más profundo de la psique.
Tienes razón, cuando hablamos sin medirnos causamos más daño del que pensamos, y a veces, ni siquiera reparamos en ello. Me agrada saber que dicho poema puede resultar tan útil.
Gracias por pasar, querida inspiración.
Un abrazo <3