Hoy quiero hablarles de un tema diferente, relacionado con una de las mayores pasiones existentes para el hombre contemporáneo, me refiero a la competición deportiva y la pasión por sus equipos y selecciones.

A nivel global, el fútbol es considerado como el deporte rey. Con las contadas excepciones de algunos países, siendo quizás la India y los Estados Unidos las más importantes de todas en términos demográficos, los resultados son seguidos con gran pasión por los distintos fanáticos a la ancho y largo del mundo.

Parece toda una locura que detrás de un balón, 22 jugadores y tres jueces que protagonizan un juego de fútbol haya tantos intereses de por medio. Tan es así, que en el año 1969 con motivo de las eliminatorias para el Mundial de Fútbol de México 70 dos países latinoamericanos (Honduras y El Salvador) protagonizaron un breve conflicto, bélico siendo una de los detonantes el resultado del juego de fútbol entre ambos países.

En la actualidad la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) aglutina más países en su seno que la propia Organización de Naciones Unidas (ONU) y gracias a las telecomunicaciones en su sentido más amplio, el Campeonato Mundial de Fútbol es el evento que capta la mayor audiencia a nivel mundial. Por ejemplo, se estima que la sola audiencia de un juego entre el Barcelona y el Real Madrid puede ser de alrededor de 700 millones de espectadores. Tras esa audiencia masiva se activan importante ingresos económicos no sólo por los derechos de televisión, también por el mercadeo de las grandes patrocinadores a nivel global y las casas de apuestas.

Voy a ser franco con ustedes, mientras vivía en Venezuela jamás me interesé por el tema de las apuestas deportivas. Simplemente observaba aquellos juegos de la liga española, de la liga inglesa y la Champions que me parecían los más atractivos. Los veía cuando quería, en vivo o diferido, ya que tenía el servicio de Directv en casa. Eventualmente conversaba con mis compañeros de trabajo en la hora de almuerzo sobre temas deportivos, éstos me contaban sobre sus apuestas en un juego llamado Parley. Ellos apostaban principalmente en los juegos de béisbol de grandes ligas y basketball de la NBA. Para decir la verdad, no entendía mucho del tema ya que me parecía algo complicado las variantes de apuestas existentes.

En los últimos meses desde que estoy en el Perú, he empezado a frecuentar un poco los sitios de apuestas deportivas. La principal razón es porque no tengo suscripción a los canales por cable que transmiten los eventos deportivos y quería enterarme en vivo de algunos resultados. Si estaba en la calle, sin apuro y coincidía algún juego de mi interés, me detenía algunos minutos frente a los monitores de TV. Además éstos han servido de lugar de encuentro para la comunidad venezolana, ya que recientemente se celebró el Campeonato Sudamericano de Fútbol Sub-20 en Chile y en esos centros de apuestas se celebró las victorias y se sufrieron las derrotas de nuestra Vinotinto.

No tengo información estadística en cuanto a los millones de soles que se mueven anualmente en este negocio, lo cierto es que se observa en la ciudad de Lima la proliferación de este tipo de establecimientos, con lo cual se generan algunos cientos de puestos de trabajo e impuestos para el fisco. Algunos me dicen que este vicio de los peruanos por el juego obedece a lo arraigado de su cultura minera. Yo no sé si desde el punto de vista sociológico eso será verdad, lo que si observo es que hombres de todas las edades y clases sociales son parte de este vicio, de esta emoción.