La ensoñación me ha recordado mucho a ese poder, ese glamour de las hadas de las mitologías célticas.
Muy buena la imagen del cura. Antaño llegó a haber denuncias cuando los conjuradores de tormentas actuaban sobre el nuberu (nubero o reñubero) para que no cayese sobre los sembrados del pueblo, sino en los del publo vecino.
Sí, somos así. Lo que no quieres para ti, se lo envías al vecino. De una forma similar surgió la proliferación de imágenes marianas durante la Edad Media, aunque parezca un tópico. Cualquier ser de índole sobrenatural, siempre produce fascinación: representa lo inalcanzable, lo que no se puede conseguir. Quizás por eso nos atraiga tanto.