Concurso Cervantes: Fase Final

in #spanish7 years ago (edited)

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Hace unas semanas me encontré en la Galatea, librería anticuaria de Salamanca, un artículo de un periódico ruso, el Komsomólskaya Pravda, del 21 de febrero de 1973. Me impactó tanto que casi lo puedo reproducir palabra por palabra:

«Hay un pasaje inédito del Quijote que hasta hace poco se creía perdido. Fue hallado en lo que habían sido los aposentos del zar Nicolás II, quien agotara la dinastía Romanov en los albores de la revolución bolchevique. El fragmento, jamás visto antes, solo figura en un palimpsesto de una traducción rusa que, según se conjetura, data del año 1843. El hecho de que aparezca en esta traducción pero no en el original supone todavía un arcano filológico. Hay quien aventura que se debe a una razón de trasfondo pedagógico, o, más bien, adoctrinante: quizás los ancestros de Nicolás decidieron contratar a un traductor para que, haciéndose pasar por el propio Cervantes, escribiera un nuevo pasaje estratégicamente diseñado para moldear a placer la conciencia de su fértil linaje; no es lo mismo escuchar algo de la boca de tus padres, que de la prosa de Cervantes. Otros, sin embargo, adscriben la misteriosa procedencia del fragmento a la soberbia de algún pobre traductor que ansiaba probar el néctar prohibido de la inmortalidad sirviéndose de un método poco ortodoxo: poner sus palabras en la pluma de Cervantes, perpetrar el anti-plagio — que es lo contrario al plagio pero igual de censurable. Así mismo, muchos otros plantean otras tantas hipótesis igualmente interesantes, pero ninguna parece concluyente.

El pasaje parece un monólogo del ilustre hidalgo, pero carece de la epicidad que abandera su carácter. Para nuestra sorpresa, es muy íntimo y personal, deliciosamente lírico e introspectivo. Todo parece indicar que se sitúa justo después de la aventura de los molinos, de la que no sale muy bien parado:

Vae victis! Soy como una columna solitaria en la Roma de Nerón; espero a que el fuego me purifique, a que las pavesas me iluminen mientras yo me consumo. Pero también soy como Nerón y veo cómo todo lo que me rodea es devastado por las llamas, cómo queda oculto en el humo de lo que los otros denominan «realidad». Pero esa no es mi realidad. La mía es mejor, más perfecta, más vívida, más emocionante, más real. Es solo mía, y eso la hace especial. Satisface los designios de mi subjetividad, obedece mi libre albedrío. Si me trajeran un vaso del hipocrás más selecto del país tras haber pedido otro de peor calidad, se lo derramaría al tabernero en la cara. No hay nada más delicioso que ver cumplida mi propia voluntad. Lo que es mío no le pertenece a nadie más, por eso respiro con dificultad estos aires ajenos y me asfixio en estas vaharadas de otredad. Necesito ascender, necesito hacer cumbre. Las ideas más poderosas son las que nunca se materializan, las que jamás dejan de ser ideas. Cuando imagino la sonrisa de un niño, es perfecta, no tiene ningún defecto, ninguna mácula, ningún límite. Cuando la veo con mis propios ojos, a veces le faltan dientes, o no dura más de dos segundos. Es decir, tiene defectos, tiene principio y fin, pero nunca alcanza la entelequia que caracteriza las ideas. Los gigantes eran ideas, bellas y eternas ideas, ideas que se materializaron en vulgares molinos. La próxima vez quizás sean montañas o árboles, o lo que me dé la gana. Después de todo, mi imaginación es mi mundo.»

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No salía de mi asombro, percibía ecos románticos, percibía un yo sublimado cuya sangre hervía en tiempos exangües. ¿Quién había interpolado ese pasaje dentro de una traducción rusa del Quijote? Quería saberlo, así que empecé a buscar algún otro artículo que desentrañase el enigma. Tras remover unos cuantos papeles amarillentos, el azar me sonrió. Encontré otro artículo del mismo periódico, pero esta vez del 17 de octubre de 1975:

«Desvelado el misterio del Quijote ruso. El pasaje del Quijote que nos sorprendía hace dos años, presente solo en una traducción rusa, encuentra por fin su razón de ser en el diario del abuelo de Nicolás II. El diario de Alejandro II fue hallado en los aposentos de su nieto. Hay algunas páginas ilegibles y otras tantas que parecen haber sido arrancadas, pero en una de ellas del 19 de abril de 1842 se lee lo siguiente:

“La fuerza militar no tiene cabida en la Rusia de mis tiempos: cedant arma togae. Es harto más efectivo gobernar desde el poder del intelecto, desde la elocuencia y el carisma. Ahora que voy a ser padre no solo tengo que mantener a raya las ideas revolucionarias del pueblo, sino sobre todo, las de mis hijos, las de mi familia. De lo contrario, los Romanov pasarán a la historia. No hay nada mejor para adoctrinar la conciencia de mi progenie que la literatura clásica, pero manipulada a mi antojo.

He encargado al señor Doestoyevsky que lleve a cabo una traducción exclusiva del Quijote de Miguel de Cervantes. Según mis preceptos, ha de contener un pasaje nuevo que no figure en el original, pero debe parecer que fue Cervantes quien lo escribió e integrarse en el todo sin desentonar. Tal fragmento ha de perseguir la finalidad de ensalzar la subjetividad y repudiar toda conducta racional. Debe inducir al lector a considerar su realidad personal como la única realidad, debe hacerle pensar que, más allá de su experiencia subjetiva, todo es mentira, que no hay nada sino sombras y espejismos. María, mi mujer, se lo leerá una y otra vez hasta que estos ideales germinen en sus tiernas cabecitas y los consideren propios. Al principio creerán que son ideas de Cervantes, pero luego estarán convencidos de que son suyas. Solo así me aseguraré de perpetuar la dinastía de los Romanov. Seremos eternos. La historia nos recordará para siempre”»

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Entonces comprendí que la libertad corre peligro cuando la frontera entre la verdad y la mentira se difumina, por eso quizás no somos tan libres como quisiéramos. El mundo es una sala de espejos gigantesca donde la luz ilumina tanto como oscurece y la insoportable multiplicidad de ilusiones fatiga nuestra vista. Después de todo, no es fácil discernir el yo de su reflejo; después de todo, no sé quién era el loco, si Don Quijote, o Sancho Panza.

  • Hyperion

Concurso patrocinado por el witness @cervantes. No te olvides de votarlo en la siguiente página: http://www.steemit.com/~witnesses

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@hyperion Thanks for your work sir.... Love it.

Muchas gracias. :)

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