Dentro de la camioneta Luis y yo nos miramos al rostro tratando de entender que estaba pasando —no entiendo que está pasando— decía él, mientras eramos llevados a un lugar incierto.

Al llegar al lugar tuvimos entonces una buena idea del gran problema en el que estábamos metidos «¿Pero porqué coño?», el lugar donde nos llevaba parecía sacado de una película, se veía como un lugar de la época independentista, era como un campo de adiestramiento militar donde habían barracas y muchos hombres uniformados. No tardé en relacionar lo que veía con el régimen Nazi, poco antes de ver que en efecto, sobre los cuarteles se alzaban banderas con la esvástica, aunque era amarilla en lugar de blanca. La camioneta se detuvo y los militares nos ordenaron bajar de la camioneta, mientras yo, anonadado e incrédulo, trataba de comprender que carajos estaba pasando. Nos llevaron hacia una caseta donde había una oficina, el primer sujetos entró y al cabo de un minuto volvió a salir, ordenándonos para conocer a quien debía ser su líder.

—Ich habe zwei Rebellen mitgebracht —dijo el primer sujeto.

—¿Con que rebeldes no? —respondió el jefe—, ¿que estabais haciendo?.

—¿Nosotros?, pero si nosotros ni sabemos que coño está pasando —respondí.

—¿Ah, Irreverente? —dijo el jefe— Du wirst diese Würmer lernen.

—Señor, estaban muy cerca de aquí, no se como habrán llegado —dijo el primer soldado.

—¿Tratan de sabotear nuestra base? —preguntó el jefe.

Entendiendo lo complicado de la situación, y asimilando que lo que veía era en efecto real, no me quedó más opción que seguir el juego.

—¿Nosotros?, no no, nosotros somos aliados —dije.

—¿Como serán aliados?, ¿porqué este tiene tatuajes? —preguntó el hombre.

—Vinimos a servirles, nos escapamos de las fuerzas rebeldes —respondí. Luis estaba demasiado impactado, pero tomó la palabra.

—Eh, sí, ¡sí claro!, nosotros estamos de su lado —dijo Luís.

—Y yo les creo... ¡Gusanos!, Esperarán en una celda a ver si dicen la verdad —dijo el jefe.

—Pero señor, queremos ayudar —dije.

—Ya ayudarán si nos traen información de los rebeldes —dijo el jefe— sáquenlos y llévenlos a las celdas.

Los soldados nos empujaron y nos llevaron de nuevo a la camioneta, allí Luis y yo susurramos intentando encontrar explicación lógica para la increíble situación en la que estábamos metidos.

—Mano, no entiendo que está pasando —dijo Luis.

—Yo tampoco bro, esto parece una película —respondí.

—¿Es que esta gente es Nazi?, ¿son alemanes? —preguntó Luis.

—Eso es lo que parece —respondí.

La camioneta se detuvo entonces y los soldados nos ordenaron bajar, y justo mientras bajábamos de la camioneta un estruendoso ruido se escuchó muy cerca, como una fuerte detonación, eso puso de inmediato en alerta a los soldados, quienes se olvidaron por completo de nosotros y corrieron hacia una barraca, gritando cosas que no entendía.

—Aprovecha mano, ¡corre! —me dijo Luis.

—¡Dale, vamos rápido! —respondí.

Ambos corrimos sin siquiera saber a donde ir, pero con la total confusión que había, creímos que en ese momento nada podía ser peor, o más extraño, que ser apresados por unos nazis a finales de 2018... ¡y en Venezuela!. Mientras ambos corríamos las explosiones y disparos se escuchaban no muy lejos, tal parecía que habíamos entrado a una zona de guerra, y mientras veíamos aquel desolador escenario huyendo por nuestras vidas, de nuevo la desagradable sensación que habíamos percibido al entrar a aquel extraño lugar pasó por mi cuerpo, haciéndome cerrar mis ojos y detenerme abruptamente; esa vez la sensación fue mucho más dolorosa. Para cuando pude abrir mis ojos el lugar donde me encontraba de nuevo no era el mismo, aunque parecía más reconocible.

—¿Donde estamos? —pregunté a Luis.

—No tengo ni idea, ¿nos transportamos de nuevo? —preguntó el.

—Pues eso creo, aunque este lugar se me hace conocido —respondí.

—¿Que mierda acaba de pasar? —preguntó Luis— ¡acabamos de ser detenidos por nazis!.

—Si tú no entiendes, yo entiendo aún menos —respondí.

—¿Escuchas eso?, eso es música —dijo Luis.

—Sí, claro que lo escucho, ¿será que regresamos? —pregunté.

—No lo se bro, vamos a ver —respondí.

Ambos caminamos un poco y nos dimos cuenta de que estábamos ciertamente a pocos metros de la panadería a donde íbamos, solo que nos encontrábamos detrás, en un terreno baldío.

—¡Mira eso!, es la avenida principal, estamos en la urbanización.—señaló Luis.

—¡Sí lo veo, regresamos! —respondí.

Lo ocurrido ese día superaba por mucho cualquier experiencia extraña que he vivido, es tan inexplicable el evento que Luis y yo decidimos no contarlo, incluso cuando descubrimos que otros habían tenido experiencias similares nos abstuvimos de relatarlo, pues simplemente no queríamos ser tildados de locos. Sin embargo, yo decidí hacerlo, pero he cambiando el nombre de Luis pues así él lo quiso.

Agradecimientos a Duolingo, Google Translate y la música de Rammstein por ayudarme a elaborar esta parte del trabajo.

Origen: Pinterest

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Parte III

¡Joder!, ¿pero que ha pasado?.

El asteroide TB145 debía acercarse a la tierra en cualquier momento, y cuando lo hiciera podría descubrir si realmente ese comenta parece una calavera humana, si era así, ¡entonces fotografiarlo sería magnífico!. Yo estaba bastante emocionado mientras observaba a través del telescopio desde el techo de la universidad. En ese momento, solo me acompañaban la profesora Ana Hernandez y el profesor Andrés Llorente. Observábamos desde la una de la madrugada, por lo que el frío de principios de noviembre dificultaba un poco el trabajo, aunque eso no iba a detenernos. Pasó algún tiempo antes de que la profesora Ana empezara a visualizarlo.

—¡Fernando, mira! —exclamó Ana.

—¡Lo veo, lo veo!—dije.

—Enhorabuena, pues yo también lo estoy viendo, ¡esto es increíble! —dijo Ana desde su propio telescopio.

—¿Que forma tiene? —preguntó Llorente.

—Pues tio es que no vas a creerlo, mejor observalo tú y me dices que ves —le dije a Llorente.

El profesor se acercó al telescopio y puso su ojo sobre el ocular, y su respuesta fue inmediata.

—¡Madre mía, pero si es una puta calavera! —exclamó Llorente.

¡En efecto! era una calavera muy bien definida, lo cual era demasiado increíble; ¿podría algo así ser modelado al azar?. No cabía en mi la incredulidad mientras Ana fotografiaba emocionada aquella roca, y Llorente y yo reíamos de la emoción.

—Pues lo hemos logrado, realmente luce como una calavera, debemos subir este trabajo ya mismo —dijo Ana.

—Tienes razón, traeré la computadora —dije.

Screenshot de Google Maps

Caminé hacia el otro extremo del techo invadido por una alegría absoluta, que se vio interrumpida por un dolor de cabeza que me hizo retorcer de un momento a otro; me sentí totalmente mareado, desorientado, y para cuando pude sentirme bien de nuevo lo que observaba a mi alrededor era increíble: Todo era completamente diferente, había una sensación desoladora en el ambiente, el edificio se veía desgastado y viejo, los arboles se veían marchitos y el cielo estaba gris, nublado, como si se avecinara una tormenta.

—¡Ana!... ¡Llorente! —grité en búsqueda de mis compañeros, sin recibir respuesta alguna.

—¡Joder!, ¿pero que ha pasado? —me pregunté a mi mismo.

Un grito ensordecedor, desgarrado y agudo, me hizo sentir escalofríos, giré para saber de donde provenía y lo que vi fue simplemente aterrador: En el cielo había una criatura famélica, con alas parecidas a las de un murciélago y de color rojizo se acercaba hacia mi. Lo que parecía ser la cabeza de ese monstruo era como una ventosa llena de dientes que se retraían. Yo estaba espantado, entonces hice lo que sería lógico y corrí en dirección opuesta, llegando al borde del ala donde se encontraban las escaleras, bajé por ellas tan rápido como pude mientras la criatura volaba tras de mi. En algún momento la criatura casi logra golpearme con su cola, lo cual por su tamaño hubiese sido como ser golpeado por el mango de un bate de béisbol. Corrí tan rápido como pude y llegué a la entrada del edificio, cerré la puerta detrás de mi, mientras escuchaba como esa criatura golpeaba la puerta «probablemente con su cola» y rugía fuertemente a mis espaldas.

No soy dibujante, no me juzguen.

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—¡Dios mio, Dios mio!, ¿que mierda está pasando? —exclamé.

Entrando al laboratorio me di cuenta de que todo estaba desolado, parecía haber ocurrido un incendio o algo peor allí dentro; era una imagen post apocalíptica. Pese a que estaba aterrado, como buen científico no pude evitar curiosear, así que me dispuse a explorar el sitio observando cada detalle de aquel lugar tan maltrecho.

Me sentía nervioso, escuchaba alaridos constantes, desagradables, algunos parecían palabras, o balbuceos, pero de cualquier manera no lograba ver nada. Todo a mi alrededor parecía viejo y sucio, pero a medida que avanzaba por los pasillos descubría poco a poco cosas cada vez más extrañas.

Avanzando encontraba terribles imágenes, en un pasillo había sangre y carne pútrida, que emitía un olor terrible que me hizo alejarme de inmediato, más adelante encontré lo que parecían ser tentáculos moviéndose como gusanos sobre una mesa, pero nada se comparaba con lo que vi en el extremo del ala: Era como ver vísceras palpitantes llena de figuras ovaladas, brillantes y babosas, que me hacían pensar en los huevos de algún pez de la facultad de biología; aquello se adhería a las paredes formando un ovalo de carne. Antes de poder siquiera reaccionar ante aquella desagradable imagen «¿de un nido?» mi corazón casi salta de mi pecho cuando la ventana a mi izquierda fue quebrada inesperadamente por la criatura que me había perseguido antes «¿o acaso era otra?».

La adrenalina me subía de súbito mientras corría espantado de aquella criatura tan horrorosa. Tras una trepidante persecución logré esconderme en un salon, cerrando la puerta tras de mí, solo para percibir como ese monstruo rasgaba y golpeaba la puerta tratando de comerme vivo, o algo peor. Fue entonces que empecé a comprender lo que ocurría: Estaba en otra dimensión, había dado una especie de salto cuántico y mi destino no fue el mejor al que podía aspirar «el asteroide, fue eso, fue el puto asteroide con forma de calavera», pero mientras sufría el miedo más grande de mi vida y procesaba la locura que estaba viviendo, esa sensación que había sentido al entrar a esa realidad regresó, de nuevo haciéndome cerrar los ojos, dejándome desorientado y retorciéndome por la jaqueca. pero al abrirlos de nuevo, lo que había sido un lugar aterrador y el posible lugar de mi muerte, se convirtió en el techo desde donde observaba es asteroide más temprano, indicándome que lo que hubiese ocurrido ya había pasado. Lo más extraño del asunto es que tanto el profesor Llorente como la profesora Hernandez aseguraron que yo estuve con ellos todo el tiempo, que solo estuve fuera unos minutos antes de regresar.

He dado desde entonces conferencias acerca de esto. Este testimonio que acabáis de escuchar y los testimonios que han ofrecido Javier y José, son pruebas de que este extraño asteroide con forma de calavera, que conocemos como TB145, produjo saltos cuánticos el 5 de noviembre de 2018 en distintas partes del mundo, a través de una zona oscura muy delgada, cuyo posible recorrido podéis observar en el siguiente mapa:

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Orígen: Etapa Infantil

Hora del inicio de la zona oscura que abrió el portal cuántico, que recorre los sitios a la velocidad de la luz. Usando horamundial.com.

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Por ahora teorizo que, tras pasar la influencia del asteroide, nuestra realidad cuántica nos atrae y volvemos a nuestra linea temporal, sin que cambio alguno haya ocurrido en nuestro mundo, pero nuestro cuerpo y nuestra memoria perciben por completo la experiencia. Hasta el día de hoy solo se conocen estos tres casos, pero creemos que cuando el asteroide pase a visitar la tierra de nuevo, serán muchos más los afectados...

En esta ocasión, solo veo mucha TV española...

Gracias por leer. ¡Un abrazo enorme!

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