Evolución

Cuando en una conversación normal entre compañeros de trabajo de la oficina se tocó el tema de como era antes la programación, tuve que describir cómo y con qué se programaba en los ya lejanos años de las décadas de 1970/80, surgieron voces de asombro y la inmediata pregunta de ¿Cómo hacían sin Google?

Esto me llevó a pensar que los jóvenes informáticos de hoy tienen resulta o al menos facilitada toda una gama de tareas e investigaciones que nosotros, los dinosaurios de la computación, no teníamos.

¿Eso es bueno o malo?

Como siempre depende del color del cristal con que se lo mire y que perspectiva se utilice.
Lo que es cierto a todas luces es que los nuevos informáticos de hoy gozan de esos adelantos gracias a aquellos que supimos construir las herramientas que hoy se utilizan.

Por supuesto que en aquellas épocas, cuando el byte sólo tenía 6 bits (más el de paridad) y una computadora del tamaño de un salón de baile incluía una memoria RAM de 9 kbytes, no imaginábamos el poder que solo un pequeño teléfono de hoy podía tener, éramos héroes sin saberlo y sentamos las bases del Iphone, del Samsung , de Google y de Microsoft, mal que les pese a sus dueños, creadores, directivos y empleados.

Investigar cómo escribir un fragmento de código o como resolver un problema de lógica o de sintaxis era siempre consultar un sinnúmero de manuales impresos, donde además nunca había un ejemplo exacto de lo que necesitábamos, solo de casualidad un compañero con 10 minutos más de experiencia podría tener una solución que nos ayudara, eran los tiempos duros de cuando no existían los buscadores.

Cuando contaba que los programas se escribían con lápiz en formularios pre impresos, cuando no existían las pantallas ni los gestores y entornos de desarrollo sino que todo dependía de lo que escribiéramos y luego llevar el código a tarjetas perforadas de 80 columnas para posteriormente compilar y ejecutar, todos los nuevos programadores y diseñadores web y mobile que hoy conocen 15 lenguajes, 6 sistemas operativos, 10 bases de datos y muchos entornos de desarrollo, emuladores y compiladores, me miraban como diciendo ¿de dónde salió este tipo? Se horrorizaban sin comprender que eso que yo contaban existía antes de que muchos hubieran nacido.

Se hacían programas y sistemas de esa manera y las empresas y organismos públicos pudieron crecer y atender más gente, brindar más y mejores servicios e información, concretar proyectos de investigación y así nació la era que hoy vivimos.

Pasado el horror inicial comenzaron las preguntas, lamentablemente las tareas cotidianas impidieron que contara más, cosas que ninguno se imagina. Era una época romántica a la que no muchos tuvimos el privilegio de pertenecer. Voy a contar un secreto, me llevaba listados a casa con la sana intención de estudiar y aprender más, pero también con el recóndito orgullo de que la gente me viera en el subterráneo desplegando semejantes mamotretos de hojas sábana y dijeran: ¡ese es un programador!

Probablemente los chicos que trabajan conmigo me respeten más por las canas y por mi posición en la empresa que por mi historia en el arte de revolear y compaginar código y sistemas, aunque sería lindo que fuera al revés.