Aguda y a la vez tersa prosa poética, @josemalave. Cada verso un epilogo.

El adagio popular sugiere que no se debe creer en "pajaritos preñados", pero la existencia de monotremas complica la premisa y abre la posibilidad de seres imposibles, y por extensión de mundos que sin existir en lugar alguno, nos engolosinan y nos hacen creer en ilusiones ideológicas.

"Nadie aprende por experiencia ajena", reza otra máxima; y es así como generación tras generación se tropieza con la misma piedra.

Tus versos me hacen pensar en ese error evitable, y sin embargo necesario para, eso se espera, forjar aprendizaje por experiencia propia.
Nuestro engaño tiene color: rojo, rojito. Suena tierno, pero como todo lo depravado, hay que verlo para creerlo.

Se mitificó una isla del caribe como el paraíso donde se materializaba la teoría de la igualdad y la prosperidad. Se ignoró el coste sangriento de la apariencia; los cuerpos ensangrentados en los paredones, en las mazmorras y en las fauces de tiburones. Como quien luce un abrigo de piel sin importar cuantos animales fueron ejecutados para semejante despliegue de vanidad. Cuba bendita que parió hombres malditos.

La obra de Orwell salta a la vista a la sola mención de una frase tan inocua y fraternal (Gran hermano). De nuevo, en la tierra de ninguna parte, todo es torcido; cuanto más torcido, más posible. Sin pudor, sin guardar las formas, nos dibujaron en cada cuadra los ojos malditos del Chávez muerto y carcomido que, aun después de cerrados, nos miran en arrogante recordatorio de nuestra vergonzosa derrota, nuestra ingenuidad y omisiones.

Flacas esperanzas y flacos cuerpos los que deambulan por nuestras calles ahora. No nos cansamos de decirlo en la ciega y desesperada esperanza que nadie, nunca más crea en estas utopías productoras de monstruos capaces de devorar a sus propios hijos, o arrojarlos a su suerte en las gélidas mareas de América Latina.