Adiós viejo amigo!

Hoy quería tomarme un momento, para recordar con algunas palabras a un ser muy especial para mí. El día 10 de febrero del año 2019, partió de nuestro lado, un gran amigo y un integrante de mi familia. Un ser que durante 14 años, nos acompañó fielmente.

Lucas, fue su nombre y fue el perro de la casa; el integrante más viejo y al que extrañaremos cada día. Su llegada fue por medio de una “estafa”; así como se lee, estafa y la cuál se convirtió en la más loca experiencia que pudimos pasar.

En marzo del 2004, mientras recorríamos las calles del centro de Lima; pasamos por una calle conocida, por el tráfico de venta de animales. En nuestros planes, no estaba comprar ninguna mascota; el pasar por esa calle, no era más que nada el cortar camino para llegar a otra. En un momento del trayecto, vimos cómo se vendían en una caja de cartón, alrededor de 04 perros. Todos cachorros y que pertenecían a una camada. Nos acercamos, porque sus tenues ladridos eran realmente llamativos. Al verlos, pudimos notar que no tenían menos de dos meses y así nos lo dijeron. El vendedor, no dijo que eran de raza “Labrador” y que costaban 20 soles (alrededor de $ 6.17 dólares). Cómo dije no teníamos intenciones de comprar ninguno y nos fuimos.

Luego de unas horas, después de haber hecho las compras respectivas y por la cuales fuimos por aquel lugar; regresamos por aquella calle y observamos, que de los cuatro cachorros que había, sólo quedaba uno. El vendedor, qué más parecía un verdugo, nos hizo la última oferta.

Que equivale a menos de dos dólares; aún con eso, no teníamos intenciones de comprarlo. El sujeto, nos dijo que ya se iba y que cómo nadie quería al perro, lo botaría por alguna calle; porque su esposa le dijo, que no quería a ninguno en su casa.

Eso nos hizo enfurecer; no podíamos creer, que una vida sea tratada de esa manera. Nos miramos, mis hermanos y yo (que ese tiempo tenían 17 y 6 años) y en coro dijimos, NOS LO LLEVAMOS. Le preguntamos que si ya tenía alguna vacuna y si al ser “Labrador”, tendría algún cuidado en especial. La respuesta a todo, fue que NO.

Nos lo llevamos en brazos y cuando llegamos a casa, explicamos el cómo lo habíamos comprado y por suerte, nuestros padres entendieron, que era mejor tenerlo allí a que viva en las calles, solo y a su suerte.

Aquí viene la parte de la estafa.

El tipo al darnos a Lucas, nos dijo que era de raza Labrador y lo resalté muchas veces; puesto que también nos dijo, que crecería mucho y sería muy alto. Cosa que jamás pasó, porque ni era Labrador y tampoco fue alto. Lucas, era de raza “Salchicha” y no creció hacía arriba, siendo alto; sino, creció a los costados y fue largo. Una curiosa experiencia y la cual, fue bien recibida en casa. El cariño, ya estaba impregnado en nosotros.

Ya al verlo crecer de esa manera y siendo “El chato” de la familia, compartimos muchas cosas durante sus primeros años. Él, era el perro guardián de la casa. Amoroso y juguetón con los familiares que llegaban por ahí y bravo, antes los sonidos extraños que venían de afuera.

Luego de unos años, se le sumo Nela, una Rottweiler Alemán; que se convirtió en su amiga y compañera de travesuras. Ambos, cuidaban mi casa, mejor que un sistema de seguridad o que mil policías. Así pasaron los años con Lucas y poco a poco se hizo viejo. Sus pulmones fueron fallando y su sistema, fue envejeciendo también. No queríamos darte la estocada final, cómo nos lo recomendaron algunos veterinarios; queríamos que vivieras todo lo que tú querías y así fue.

Ayer partiste… te fuiste en paz, rodeado de toda tu familia y de tu fiel compañera, que hoy se queda sola. No me queda más que decirte, ¡GRACIAS CHATO!

Gracias por todo tu amor y por todas las muestras de protección que nos diste. Gracias por haber vivido tantos años y por habernos llenado de miles de anécdotas. Perdón, si en algún momento te descuidamos.