Una vida menos
Ayer resultó ser un día terrible y fuera de lo normal, tanto por la gran preocupación que tuve que manejar como por las ocupaciones consiguientes que generó. Cuando se tiene un hijo, naturalmente sabes que tienes que correr con él en las buenas y en las malas; sin embargo, cuando decides encargarte de un animalito (de la calle o como sea que lo obtengas), muchos pudiesen pensar que el atenderlos es alternativo pero para mí se convierte en una de tus obligaciones sin derecho a réplica. Cuando un animal es domesticado, pierde la habilidad de defenderse por sus propios medios; así que cuando ellos requieren de algo, van a buscarte para que se los proveas porque simplemente no saben cómo conseguirlo solos.
En un post anterior les comenté que soy pro adopción animal, siempre y cuando sea de forma responsable. Hace dos años y medio aproximadamente, mi esposo y yo decidimos cuidar a un gatico que vivía en nuestro conjunto residencial. Dicho gato había sido “adoptado” por varios vecinos, enfatizándolo entre comillas porque después que decidieron dejarlo a vivir en el conjunto residencial, nadie le prestó atención (Este gato junto a otros iban a ser entregados a un refugio que mi esposo y yo les ubicamos; sin embargo, el día del traslado un grupo de vecinos nos solicitó dejar a uno de ellos para el control de las plaga en los jardines). Finalmente, nos encariñamos con el fulano gato, lo bañamos, vacunamos y esterilizamos; terminó convirtiéndose en el mejor compañero para estar en la casa.
FUENTE (2)Bichito-Mu, así nombramos al gato porque no tuvimos la más remota idea de que otro nombre le pegaba. Él pasa la mayor parte del día en la casa, sobre todo si estamos en ella porque no le gusta estar encerrado solo, pero no hallamos la manera de que pernoctara en la noche dentro de la casa porque se vuelve muy activo. Bichito tenia cerca de un año cuando llegó al conjunto y la mayor parte de su vida la pasó en exteriores; por lo tanto, todas las noches duerme en el estacionamiento y al amanecer entra nuevamente a la casa porque espera en la puerta a que le abran.
FUENTE (2)Ayer no estaba allí y me preocupe; le comenté a mi esposo e inmediatamente salió a buscarlo. Sentí un maullido durísimo, pensé que era una pelea de gatos. Mi esposo llegó verde a la casa y yo pensé lo peor. Le dije de una: Se murió ¿Lo piso un carro? Y él me respondió: No, no se murió pero está atravesado por una cabilla. Al instante se me pasaron las peores imágenes por la cabeza, creo que ya he visto demasiadas películas de acción y horror en el transcurso de mi vida. ¿Cuáles son las probabilidades que un gato salte de un techo, no vea hacia abajo y aterrice sobre una cabilla levantada? Jamás imagine el escenario de ver a mi gato empalado en una cabilla como si fuera un pincho. Nuestro conjunto sigue en construcción, así que se siguen levantando las bases de los nuevos apartamentos.
Bichito gastó una de sus vidas ayer. La situación era inédita para nosotros y llamamos al veterinario para saber cómo proceder. Él no se encontraba en la ciudad pero nos explicó cómo sacarlo de donde estaba para llevarlo directamente a la veterinaria. Los animales se ponen nerviosos al estar en peligro por lo cual van a buscar liberarse con la acción de salir corriendo; esta acción era la que debíamos evitar para que no se lastimara más. Debía acercársele alguien de su confianza para que no se asustara y se dejara agarrar; de esta manera, se pudiera sostener con fuerza tapándole la cabeza con un paño. Teníamos que sacarlo de allí y había que hacerlo a sangre fría para que recibiera atención inmediata. Fue una situación muy dura, emocionalmente para nosotros y físicamente para Bichito. La cabilla era de metro y medio de alto y él se encontraba en el fondo, a ras de piso. Se efectuó el procedimiento de desenterrarlo de la cabilla lo más rápido posible, se le vendó la pierna para contener una posible hemorragia y salimos corriendo a la veterinaria. Obviando la odisea de conseguir una veterinaria con veterinario a esas horas de la mañana, finalmente hallamos quien lo atendiera. Bichito estuvo en quirófano para que limpiaran y suturaran la herida; tardó más de lo que esperaba. Por fortuna, el empalamiento fue en una pierna y no tocó órganos vitales, sino no la cuenta. (No coloco la imagen del suceso porque puede ser fuerte para algunos, yo creo que no resultó tan tétrica como pudo ser pero no quiero ser amarillista).
Bichito está en recuperación. Verlo así sufriendo por los dolores del aporreo es una agonía pero al menos hoy empezó a tomar agua por su cuenta y caminar un poco. Tiene por delante una larga recuperación mientras cicatriza su pierna y remueven el drenaje (se lo colocaron porque no toda la corrosión de la cabilla pudo ser removida del tejido así que mientras vaya cicatrizando va a ir expulsando liquido con el apoyo de los antibióticos). Mientras no cicatrice por completo no puede salir a exteriores; va a estar castigado mucho tiempo.
Esta situación me pone a pensar tantas cosas, ¿Quedará Bichito lisiado? Si es así, ¿Qué debo hacer? ¿Cómo un animalito que se la pasa naturalmente trepando por todos lados puede vivir lisiado? ¿Cómo se adapta? ¿Pensara Bichito algo de alguna manera sobre esto? Con los seres humanos de una forma u otra puedes racionalizar, enseñarlo a través de la experiencia ajena o hacerlos compartir con personas en la misma situación. Tantas cosas más que se me ocurren pero con un animalito, ¿Cómo hago? ¿Quedará esta criaturita a vivir encerrado toda su vida dentro de un apartamento cuando había pasado su vida en la libertad? Imagino que como dicen “A como vayan viviendo, vamos viendo”, primero está atenderle a su recuperación y capaz mis preocupaciones no tendrán fundamento alguno.
A ciencia cierta ya no sé cuántas vidas le quedan ya a Bichito, pero espero que todavía le queden para seguir divirtiéndose y dándonos alegrías.
Probablemente a nadie le interese este post pero en realidad cumplió su cometido: Me sirvió de catarsis para calmarme y atenderle a la situación paso a paso.
FUENTES
(2) Mi autoría