Ese jarrón que pueden apreciar arriba, fue hecho por mi cuñado, quien en algún momento le dedicó parte de su vida a crear muchas cosas con láminas de cobre, junto al que era su jefe, en un taller.

Investigando acerca de como realizaba ese trabajo, me lleva a concluir que es un trabajo que requiere dedicación y esfuerzo.

Me contó que colocan las láminas en una máquina especial (por así decirlo porque no recuerdo su nombre), y una a una le van dando la forma que quieren, hasta ahí suena como que esta máquina realiza todo el trabajo sola, pero no es así, me indicó que tienen que ejercer fuerza con una parte de su cuerpo, lo que vendría siendo el pecho, hombro, brazo y antebrazo, con otros aparatos (¡adivinen! tampoco me se el nombre jajaja) para ir moldeando las láminas.

Tanto es así que por trabajar haciendo estas artesanías, mi cuñado tiene un pectoral más pronunciado que otro, en la familia le hemos echado chistes al respecto pero dejando las bromas a un lado es un trabajo realmente admirable.

Él le fue obsequiando a mi madre varios trabajos que había realizado, y fue de menos a más, porque el primero que le regalo era pequeño, después de algunos otros la sorprendió con ese jarrón tan bello.