ROTCEH (CUENTO)

Para cerrar la semana con buen pies, queridos amigos de Steemit, les comparto el siguiente cuento. Espero que puedan leerlo, disfrutarlo, comentarlo y votarlo.

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ROTCEH

Era un día silencioso. No había bulla humana. Solo el cantar del aire que levantaba del suelo polvos y desechos antes tirados. Rotceh se encontraba dormido encima del viejo árbol, cuando de pronto:
—¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Auxilio!— Se escucharon fuertemente aquellos gritos, los cuales despertaron de un solo sopetón a aquel que dormía.

—¿Pero, qué pasa? ¿Quién grita pidiendo auxilio? -mientras buscaba por las calles solitaria- Pero no hay nadie.

Se volvieron a escuchar los gritos: —¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Auxilio!

Se escuchaban cercanos pero las calles seguían tan solitarias y no se veía nadie. Rotceh se asustaba. No sabía lo que estaba pasando. No tenía a quien preguntarle. Se animó a caminar por la calle principal del pueblo con la esperanza de toparse con alguien. A lo lejos, al final de la calle, se dejaba ver un estante con frescas frutas y un toldo que daba sombras. Una vez Rotceh llegó a él, empezó a llamar esperando que alguien saliera.

—¿Hay alguien aquí? ¿Nadie quien atienda? — repetía de dos en dos minutos.

Fueron en vano sus llamados durante veinte minutos. De pronto una fuerte brisa hizo que la puerta detrás del puesto se entreabriera un poco. Rotceh sintió la curiosidad de ver si había alguien detrás. Camino despacio. Tan despacio como pedirle permiso a un pies para mover el otro. Ya estaba junto a la puerta. Tocó tres veces. Repitió el anterior llamado: —¿Hay alguien aquí? ¿Nadie quien atienda?—. Nadie contesta. Se anima a sostener la manilla y muy lentamente ir terminando de abrir la puerta.

—¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Auxilio!— Otra vez se escucharon los gritos pidiendo ayuda.

Rotceh soltó rápidamente y se volteó a la velocidad de la luz. Sus latidos se alteraron. Se llenaba de miedo y temor. Ya estaba angustioso. Se volvió a la puerta y entró. Todo estaba oscuro. Él tanteaba en la pared buscando el interruptor de luz. Lo encuentra. Cuando iba a prender la luz sintió el frío recorrer su cuello mientras que en el suelo caía cada gota de sangre resbalada de un cuchillo carnicero.

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