Imagino a Aretha como una niña delgada, muy delgada, sentada en el porche de su vivienda, o viajando con su padre, mirando a lo lejos, añorando la voz de la madre que la acunó con gospel.

La vislumbro confundida por la ausencia de la madre en un ambiente contradictorio; místico, efervecente de ideas de libertad e igualdad, con el consecuente anecdotario de la violencia cotidiana, doméstica y social; a la vez que escuchando salmos y rodeada con las voces del jazz, Ella Fitzgerald entre ellas. De allí emergió madre precoz, violentada por acción u omisión, pero también artista en toda la amplitud de la palabra.

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Había recibido un don, a los catorce años comenzó a ser considerada un prodigio. A esa misma edad graba su primer disco; desde ese momento comenzó una carrera musical que la posicionó como una las mejores voces del mundo, sus ventas discográficas así parecen confirmarlo.

La niña pensativa y ensimismada se convirtió en una rutilante estrella que iluminó la investidura de mandatarios y el espíritu de sus seguidores, que paseó su espíritu por obras que promocionó y apoyó de forma anónima, en su mayoría atención a artistas afrodescendientes y obras de carácter feminista, entre otras. Aretha se convirtió en símbolo.

Los movimientos de 1967 por los derechos civiles y por la liberación femenina encontraron en Respect, en la voz de Aretha, un himno. Una letra simple y directa, que reclama lo imprescindible:

Respeto

...
(ooh) Todo lo que pido
(ooh) Es un poco de respeto cuando llegas a casa (sólo un poquito)
Hey baby (sólo un poquito) cuando llegas a casa
(sólo un poquito) señor (sólo un poquito)
No voy a hacerte mal mientras no estés
No voy a hacerte mal (ooh) porque no quiero (ooh)
Todo lo que pido (ooh)
Es un poco de respeto cuando llegas a casa (sólo un poquito)
Baby (sólo un poquito) cuando entras en casa (sólo un poquito)
…
Un poco de respeto (sólo un poquito)
Me canso (sólo un poquito)
Sigue intentando (sólo un poquito)
Te estás quedando sin mentiras (sólo un poquito)
Y yo no miento (sólo un poquito)
Cuando llegas a casa
O podrías entrar (respecto, sólo un poquito)
Y descubrir que no estoy (sólo un poquito)
Tengo que tener (sólo un poquito)
Un poco de respeto (sólo un poquito)

La biografía de Aretha Franklin reseña relaciones puntuales de su vida amorosa que parecen distantes de haberle proporcionado seguridad y calidez. Su terrible inseguridad básica se mantuvo marcando su vida en búsqueda de afectos y de hábitos sustitutos de su falta esencial, la adicción al cigarrillo, el licor y la comida fueron sus sucedáneos más visibles.

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La Dama del Soul convirtió sus dificultades personales en belleza, vitalidad y esperanza, como dijo de ella Barac Obama.

Usó su voz como una suerte de instrumento mágico en el cual el mal se convierte en bien y reconcilia los extremos de la humanidad, el sufrimiento y la gloria en una sola expresión.

Tomaré la letra de una de sus canciones emblemáticas para despedir este pequeño homenaje, dando cuenta del sentimiento del mundo por esta voz excepcional, como un modo de dejarle una plegaria.

Los ángeles en los que tanto creía deben haberla recibido cantándola:

Digo una pequeña plegaria

Al momento de despertar
Antes de ponerme mi maquillaje
Digo una pequeña plegaria por ti
Mientras me peino,
Y me pregunto qué vestido usaré,
Digo una pequeña plegaria por ti
Por siempre, por siempre, estarás en mi corazón
Y te amaré...

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Soy

@gracielaacevedo, espero sus comentarios.