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Muchas gracias por el apoyo, tanto a @goya como a @cervantes.
Saludos.

No podía ser de otra manera. Te lo vengo diciendo desde hace tiempo,@ramhei.textual :)
Tu talento y recursos son tan profusos como los elementos de este bacanal onírico.

Aunque nunca me ha atraído la idea de analizar sueños (de niño detestaba ver cómo muchas personas a mi alrededor tomaban decisiones en su día a día basadas en las conclusiones derivadas de sus sueños, incluyendo gastar dinero en la lotería), desde un punto de vista literario este texto ofrece un inmenso potencial para el análisis y la reflexión.

Estéticamente nos ofreces un mundo fluctuante que se transmuta ante cada movimiento con una sutileza sólo superada por la escena subsiguiente.

Las residencias estudiantiles simpre han sido un escenario pesadillezco por todo el abarrote emocional que albergan, especialmente cuando son habitadas por pocas personas y son lugares relativamente desvencijados.
Nada deprime más a un estudiante que dejar su hogar y su familia para vivir en medio de extraños a los que, como un sueño, nunca logras descifrar.
El miedo inicial que genera el agua, elemento magestuoso y polivalente que da y quita vida, es superado por las flores que iluminan el otrora pasillo oscuro.
Las flores las suministra una figura femenina voluptuosa, maternal, fuera de lugar, con la que el narrador no interactúa directamente; tampoco lo hace con la jóven que habla sin conversar y que precede la desaparición de llave y cerradura.
Dos figuras femeninas cancelan los elementos que generan temor, tensión, barreras.

A las flores y las mariquitas se unen las mariposas, que una vez levantado vuelo del árbol al cual servían de follaje, revelan la desolación del ahora tronco seco, truncado, del cual el narrador se dice ser su única compañía.
Sin querer ser muy freudiano en el enfoque, se podría argumentar que las connotaciones sexuales o de identidad derivadas de la yuxtaposición de elementos en este relato, son notables e inevitables. Mariquitas y mariposas son términos tradicionalmente asociados en la jerga venezolana con la homosexualidad masculina. Aluden aspectos tradicionalmente asociados con lo femenino y que algunos hombres pueden llegar a exhibir: sensibilidad por la belleza, por lo estético, la empatía por el dolor ajeno, la expresividad, aún sin palabras, el encierro, lo doméstico.
El texto sugiere la complementariedad de lo femenino y lo masculino para vencer los miedos generados por lo inusual, por lo raro (el agua en un pasillo que deberia estar seco, la cama en la sala que produce el mismo efecto de un ataud donde deberían estar unos muebles o un televisor, el animal que devuelve la mirada desde donde debería estar nuestro propio reflejo).

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