Pienso que podría levantar esa ancla...
Hace un rato revisando unos libros me salió al paso una idea.. refrescante.
Aludía a la desesperanza como algo que comanda una nave, y esa nave en un momento dado se ancla en un puerto, etc.
No sé por qué pero la imagen, simple, me funcionó.
Claro... Si la desesperanza va en una nave, pues una nave en tanto embarcación es móvil, está hecha para moverse, detenerse sólo por estadía, con carácter de temporalidad, de tiempos estipulados, no para quedarse. No para sembrarse.
Si se ancla pues también se "desancla", ¿o no? Como vino, pues también se puede ir bien lejos y anclarse (ojalá que no) en otro lado.
Claro que pudiera quedarse pegada décadas como un resto en la arena y oxidarse y exhibir su decadencia y qué se yo, pero caramba, ¿por qué razón permitirlo?
Si la desesperanza es la dueña de una nave, y está anclada en mi costa o en la tuya, pues con la misma tiene que irse!!! Su tiempo es caro, costoso. Es una nave: su naturaleza, su intención, es partir.
Desvanecerse en el horizonte.
Es ella quien tiene que levantar su enorme peso... ¡Y desalojar!
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