Un universo racional

La racionalidad del cosmos se ve dimensionada en el todo comprensible, en ese que al mismo tiempo parece falto de un propósito, el cual, produce en nosotros un desinterés menor encerrado en la realidad que el universo es producto de un mero accidente y no un origen denotado por la propia creación. Ya que, la propia naturaleza nos instruye en su propia sutileza y profundidad buscando un racionamiento amplio que sea producto de experiencias sujetas a evaluaciones diarias, que demuestren respuestas a la preguntas como ¿de dónde vengo o quién soy?

Quizás alcancemos la superficie de la realidad, pero nunca podremos entender las profundidades que yacen de misterios de años productos de evoluciones humanas. Además, debemos visualizar simplemente las maravillas de un cosmos que nutre con una belleza, que no llegamos abarcar con nuestra propia visión; orientada a soluciones de problemática con sentidos y propósitos.

No obstante, con todo el análisis del hombre se puede evidenciar que un universo racional está sujeto a un mundo centrado en belleza y simplicidad, donde estaríamos dispuestos a la lejanía “cercana” de la ciencia, donde comprenderemos que los estudios realizado nos presumen día a día leyes que abarcarán el racionalismo de un individuo, que jamás pasara hacer parte de la realeza pero entrara en un mundo intelectual, donde la realización de un simple crucigrama lo invitan a evaluar su entorno continuamente. Es decir, como individuos no se cuestionara el hecho posible de respuestas racionales a sus preguntas irracionales.

Ahora bien, la racionalidad y confianza desprenden siempre de un mundo físico, el cual, nunca da por sentados las soluciones sino que procura la evaluación y acción constantes del mundo y el cosmos. Con esto pregunto ¿podríamos pensar en un cosmos donde reine el caos?, cada avance obtenido producto de una investigación humana nos confirma que es posible la existencia de un caos, ya que, por medio de este nacen o se descubren nuevas acciones del propio universo dando entrada a las leyes promulgadas por las ciencias como la física, observando a través de ella la armonía, orden y el mismo caos que tiene el universo y con ella la misma naturaleza.