Derrotada quizá, vencida jamás - Una Carta a la Vida

Mi querida vida, cuando escribía esta carta mi intención era reclamar, pues una vez más me has causado dolor, pero por alguna razón (que a veces me cuesta comprender), tengo mucho que agradecerte, así que ponte cómoda porque hoy pienso plasmar en palabras lo que mi corazón grita.

Hermosa vida, por mucho tiempo has tomado mi existencia y la has usado como algo que puedes armar y desarmar a tu gusto, en ocasiones, siento que me has convertido en un saco de boxeo, golpe tras golpe me has demostrado que todo no siempre saldrá como quiero.

Desde hace mucho me has dado indicaciones que no todo es tan fácil, me ha tocado adaptarme a las cosas que colocas frente a mí, pues bien que he aprendido que el mundo no solo está hecho de amor; el odio y todo aquello putrefacto que cubre a parte de nuestra humanidad ha estado haciendo acto de presencia en cada ocasión, prefiero pensar que obraste para mostrarme el mundo de esa manera, con el objetivo de hacerme fuerte para poder lidiar con todo aquello.

Con los años bien que supiste demostrar tu poder, aunque está de más decirlo, has sido dueña y señora de todo lo que pasa a mi alrededor (y mira que quise contradecirte), pero supongo que tenías planes para mí, preciada vida. En algún momento he comprendido que no me molesta cuando pones cargas cada vez más pesadas sobre mí, las cosas son como son, hace muchos años comencé a pensar que quizá pronto me regales algo maravillo por tanto esfuerzo. Y no me equivoqué, por cada cosa que me quitabas colocabas dos cosas buenas en mi existencia, discúlpame si por mi inmadurez no lo pude apreciar aún sigo teniendo el mismo problema, pero como dicen por allí: "es más fácil ver el sol cuando se haya con un eclipse que cuando brilla en todo su esplendor".

Cuando tuve mi primer corazón roto no sabes cuánto te odié, me habías parecido una vida horrible, por un momento creí que lo hacías a propósito, recuerdo que decía: “todos consiguen el amor menos yo”, lo de compadecerme se me daba bien, tomando en cuenta que quien tomó la decisión de estar al lado de semejante basura fui yo, pero lo importante es que luego llegaron mejores cosas a mí, en fin, he comprendido que tu manejas el auto y yo dirijo el camino.

Otra cosa de la cual reclamarte y agradecerte son las múltiples amistades fallidas, recuerdas la parte en donde hablaba de putrefacción, pues una parte de ella está en los corazones oscuros de quienes se hicieron llamar "amigos", a veces no quiero culparte y pienso que yo los dejé entrar, pero por otro lado tú los pusiste en mi camino, quiero pensar que me querías menos ingenua y más precavida. A pesar de todo me recompensaste, tengo grandes personas a mi lado, me gustó que cambiaras cantidad por calidad, supongo que eres tan sabia como aparentas, mi enigmática vida.

No puedo dejar de lado los terribles momentos que me has dado, mi tortuosa vida, seguro disfrutaste viéndome derrotada y sin ganas de volver a levantarme, me enseñaste a los golpes que debía apreciar todos aquellos momentos de gran felicidad que muchas veces no valoré, pensar que siempre me dabas la oportunidad de una salida aunque sonaba un poco imposible mientras sufría, pero nunca me la pones fácil ¿cierto?

Mi enérgica vida, tengo que agradecerte que hayas llenado mi andar por este mundo de un menú bastante variado, desde lo dulce de un te quiero, una caricia y un te amo, hasta lo amargo de una traición y un adiós, lo salado de esas ocasiones en donde siento que lo que me pasa lo merezco, hasta lo agrio de esas personas que están decididas a no hacerme sentir merecedora de la felicidad, ahora comprendo tu enseñanza debo digerir cada suceso en mi paso por este mundo.

Tú, ingeniosa vida, fuiste muy astuta, te encargaste de dañar mi corazón y repararlo sin más, una y otra vez me demostraste que simplemente toda herida se cierra con el tiempo, que estoy hecha de un material que se regenera y hace falta más de una derrota para hacerme sentir que todo está perdido.

Aunque parezca tonto, quizá hoy, querida vida, ante mi dolor me siento derrotada, en esta batalla en donde me ha tocado enfrentarme sin ningún arma letal de mi lado, completamente desnuda y para muchos hasta indefensa, cuando tú tienes todo a tu favor, pero no me asusta, así que hoy te digo desde mi alma como un grito de guerra, que jamás estaré vencida, jamás tomaré el fracaso y lo convertiré en mi lema, porque tengo de mi lado el tiempo, ese que muchas veces usaste en mi contra, ese que he decidido hoy utilizar a mi favor.

En conclusión, toma mi advertencia: si me golpeas no dudaré en devolverte el golpe con voluntad, si me cortas las alas entonces me tocará buscar a pie mi libertad (y correr se me da bastante bien), y si simplemente, decides acabar con todo lo que soy, renaceré porque de las cenizas nace un fénix pero yo renaceré de cualquier rastro de mi humanidad porque hoy puedo parecer derrotada pero nunca podrás destruirme y vencerme completamente, mi querida vida.

Hoy me toca a salir a luchar pero te advierto una vez más, que si me tengo que poner los guantes y hacerte frente no dudes que lo haré, porque estoy hecha de otra madera; ya no soy esa criatura inocente que decidiste llenar de desdichas, ahora soy alguien mayor y mucho más sabio, alguien que comprende su poder y su valor, quien puede luchar quien no se aminora bajo la tormenta pues tiene la tenacidad de un huracán, ya no soy la misma y eso es gracias a ti.

Por ello mi carta que ha comenzado con resentimiento hacia a ti ha terminado con un toque de agradecimiento porque gracias a ti he comprendido que, quizá me sienta y vea derrotada, pero vencida, ¡jamás!.

Este pequeño escrito es una pieza de mi alma para ustedes, va conformado por algunas de mis experiencias en las que sentido que la vida no ha sido justa no solo conmigo, sino con muchos a mi alrededor, por ello al mismo tiempo, cada palabra viene inspirada en esas historias prestadas de gente luchadora que día tras día trabaja en levantarse por más difícil que esto sea. He aprendido que nuestro transitar por esta vida puede estar lleno de rocas y espinas, los cuales debemos superar para poder seguir adelante.

Nada puede apagar nuestra luz interior y un “yo sí puedo” tiene más poder del que imaginas, así que a ponerse los guantes porque nos toca luchar.

Nota: Cada imagen y separador esta enlazado con su respectiva fuente.