Cervantes Magazine Vol 22: Teatro
¡Bienvenidos Steemer’s!
El trabajo actoral es un hermoso arte para conocer. ¿Quién alguna vez frente al espejo fingió ser un personaje? O ¿quién no lo fingió lo suficientemente verdadero para creérselo? Con esta premisa en mente, vengo a hablarles sobre La Verdad en el Actor.
“Mira, está bien lo que haces, dices bien, actúas bien,
pero no hay ningún personaje en el escenario, eres tú.
Y yo quiero ver un personaje”
(Aníbal Grunn. LA RAZÓN… DE MI ACTUACIÓN)
Para los actores y hacedores de teatro, recibir éste tipo de crítica de un director teatral, es un dolor punzante en el pecho. Más aún, si proviene de una persona a quien estimamos mucho. Pero… ¿a qué se debe ésta crítica? Pues nada más y nada menos que a La Verdad.
La Verdad del actor es su capacidad para interpretar un personaje de manera orgánica, vivo, una actuación con un sentimiento Verdadero (he aquí la paradoja), que a simple vista se note el esfuerzo, y que no es la persona que fuera conocíamos, sino El Personaje en escena.
Un actor no es un farsante, ni un fingidor de pasiones y simulador de emociones. Un actor nunca debe ser ningún mentiroso. Pero, por ser actor, se entiende que es como un especie de Interlocutor, una persona que recrea o interpreta un personaje que no es él. Pero a pesar de su terminología, un actor tiene y debería, actuar desde verdad para hacerlo creíble.
Pero esa verdad no es mágica, ni llega de la noche a la mañana: se debe construir. ¿Cómo? Con la constancia y dedicación. También es importante saber varios aspectos que nos harán de mucha ayuda en la construcción de un personaje desde la verdad. Éstos son:
MESA DE TRABAJO: En ésta el director de la obra teatral hará una lectura generalizada con el elenco, las veces que sea necesario. También discutirán aspectos de la obra, como el contexto, qué quiso decir el dramaturgo y la trama social.
LECTURA DEL TEXTO SEGÚN LA VISIÓN DEL PERSONAJE: Es necesario leer varias veces el texto teatral para poder profundizarlo. Anotar cada detalle, cada idea, cada propuesta. Leerlo es descubrir al personaje, las tramas y subtramas, el subtexto y las emociones; estudiarlo tanto que al interpretarlo sea con Verdad.
UTILERÍA, VESTUARIO Y MAQUILLAJE: Esta es otra parte que aporta en gran medida a la actitud del personaje, incluso te crea una atmósfera para el desarrollo de éste. Tuve una experiencia hace años en una adaptación musical de Tío Tigre y Tío Conejo. Yo (Tío tigre), comencé a sentirme como el personaje, desde que empecé a tener la cola, usar unas garras y maquillarme unas manchas; cambié mi forma de caminar y hablar. Fue una gran experiencia.
Todos estos aspectos funcionan de manera positiva para el trabajo del actor y su búsqueda de la verdad en su actuación. Después de haber comprendido el texto y el subtexto de la pieza teatral, llega el mejor momento: la puesta en escena. Es allí donde a cada paso, y con cada indicación del director, irás entrando a ese trance que te lleva a personificar poco a poco el personaje.
Uno nota cuando una persona es un mal actor, y cuando no. Cuando personificó con verdad y cuando mintió en su actuación. Muchas veces he escuchado el cliché de: “es que para interpretar a una prostituta, tengo que convivir con ellas”. ¡No! ¡No! Y ¡No! Como actor, debes ser capaz de crear un personaje único, no todos los ladrones son iguales, no todos los homosexuales son afeminados. Al haber analizado la vida del personaje, su relación con los otros y sus emociones, debes ser capaz de crear un nuevo ladrón, prostituta u Homosexual…
… Y es allí, donde sin lugar a dudas, empieza a aflorar la verdad. Lo haces tan propio, está tan bien constituido que lo conviertes en orgánico, lo haces natural, lo interpretas con verdad, lo sientes.
Por eso, cada vez que hagas un personaje, investígalo a profundidad, vívelo, siéntelo, apodérate de él, hazlo tan tuyo que cuando te encuentres en escena, el público no te reconozca por tu persona, sino por tu personaje.
“Todo debe ser estudiado, racionalizado previamente y desde ese modo se podrá ‘sentir’ con mayor ‘Verdad’ durante la actuación”
(Aníbal Grunn. LA RAZÓN... DE MI ACTUACIÓN.)