La historia de un perro llamado Boby

  Hace 14 años nació un perro llamado Boby, el cual fue un regalo de una familia que tenía varios perros entre esos a Boby y a Tasha que era su hermana y que también nos fue obsequiada. Boby fue criado desde cachorro con los intensos cuidados de un bebe se le daba biberón, tenía su cama propia, se le llevaba al peluquero y al veterinario para sus vacunas.  

El dueño de esta mascota y Boby se identificaron en el mismo momento que se conocieron el dueño llamado Alejandro se llevó solo a Boby para su casa un sitio hermoso y campestre, y la hermana de Boby fue obsequiada a otra familia. Al pasar el tiempo Boby mostro a su dueño ser un perro cariñoso ya que no lo dejaba solo, lo acompañaba en todos los viajes que Alejandro realizaba, estos eran de transporte de confitería. Cada vez que Boby veía a Alejandro buscaba sus zapatos de descanso jugaba con él y dormía en una cama propia a su lado. Todo era magnífico Boby fue envejeciendo y conociendo innumerables amigos que llegaban a su lado, pero por vejez por imprudencia de estos o de las personas o por muerte natural dejaban a Boby solo, y este sufría cada vez que algo así pasaba fueron dos, tres, cuatro, cinco… ya se me olvido el numero de perros con los que Boby compartió.  

Un día Boby empezó a sentirse triste no le provocaba comer, jugar o simplemente ser alegre, esto solo pasaba cuando algo malo presentía… Fue así como tiempo después su dueño Alejandro enfermó de una terrible enfermedad, Boby siempre estaba al pie de la cama donde Alejandro se encontraba, pienso que Boby no podía creer que hasta Alejandro lo iba a dejar. Poco a poco Boby se dio cuenta que era peor y que Alejandro ya no iba poder acompañarlo más. Boby lloraba, nunca había visto salir lágrimas de los ojos de un perro como lo vi en Boby. Entonces Alejandro murió y Boby lleno de tristeza quedo desde aquella vez sin amigos y sin su amado dueño. Siempre que lo veo es como si el me trasmitiera un mensaje queriendo decir solo espero por envejecer y que algún día pueda estar al lados de todos los que amo. Veo a Boby sin fuerza, sin alegría, sin voluntad y esto me hace reflexionar que siempre lo que amamos es nuestra razón de ser y de vivir y que solo la alegría es el alimento del alma y nuestro motor para continuar. 

Igualmente Boby te quiero aunque nunca podré  entender lo que piensas, ni llenar ese vació que dejaron en ti.  Ama tu mascota porque no solo es un animal es un ser igual que tu pero de diferente especie, que ama, extraña, desea, llora y vive como tú.