El genio maligno de la Información

 

A la generación exponencial de información cuya función se desconoce se le debe llamar hipertelia; información que va más allá de información y que, evidentemente, ha desbordado el objetivo de comunicar y generar una posesión o un vínculo en torno a una historia. La hiperinformación como una forma de amenaza sería la postura paranoide pero siempre ha sido el objetivo de la información la proliferación de experiencias amenazantes, a saber que la información genera esa sensación de posesión/desposesión de lo que se pretende es realidad. O la información como culpa, como desesperanza, sería la posición depresiva a saber que la información genera esa sensación vínculo/desvinculación del medio.

 La hiperinformación, la información hipertélica, lo es justamente porque ha dejado de ser una amenaza desde el momento en que el objetivo comunicante ha sido rebasado dando lugar a cadenas interminables de sintagmas sin interpretación semántica; también ha dejado de ser un generador de culpa dado que no es ni medio ni fin de las relaciones objetales. Ha desbordado el objetivo de comunicar, de amenazar, de idealizar, de territorializar, de describir. La hipertelia informativa de los políticos, de los medios de noticias, de las organizaciones. La información amenazante, la información doctrinaria, la información idealista, la información de propaganda, la información de argumentos. 

Toda la información como representación mediática de la posición esquizoparanoide del sujeto al Mundo; pero al mismo tiempo toda la información como representación subjetiva de la aprehensión melancólica. Caemos en cuenta de que es la boca pasivo agresiva, coprolálica, genitalizada, erotizada, edípica que ha sido llevada al éxtasis del sin sentido. No es ni amenazante ni depresiva. Simplemente no es. Ha perdido argumento, propaganda, idea, doctrina, amenaza. La hiperinformación entonces se vuelve un juego de sí misma, se nutre a sí misma y descarta a la comunicación y sus relaciones de vínculo y posesión; se ha desterritorializado a sí misma y ha formado un habitáculo en el inconsciente en donde no puede haber doctrina ni idea ni amenaza ni propaganda ni argumento, solo el deseo hipertélico, protuberante, desbordado de franquear los límites de su objetivo.  

Lo que el genio maligno de la información hace creer a los ministerios de propaganda es solo la proyección erotizada de sus propios conflictos objetales. El genio maligno de la información como objeto libidinal que genera en el informante la satisfacción oral; y luego el genio maligno de la información que refulge hipertélica para arrebatar ese objeto libidinal que es la masa. Una masa que no tiene lugar para la erotización, para la genitalidad, para la analidad, para la oralidad. 

Frente a la realidad de hipertelia informativa se ciernen rizomas vértico-horizontales que se coleccionan en la imaginación de los medios de difusión de información masiva. Pero al final, es sólo cáncer; es solo excrecencia sin sentido que busca satisfacer –sin lograrlo– las pulsiones objetales de organismos, políticos y medios, de ahí que estos no entiendan, que se sorprendan, que se queden inarticulados cuando la información lanza mensajes sin destinatario y la masa se mueva en direcciones que el proceso comunicativo nunca intrincó.

Imagen source: La Jornada