Capítulo introductorio del Trabajo sobre Fisiopedagogía Prenatal e Infantil

Untitled. Omar Cruz. 2016. 

Colección personal. 

*Me he permitido poner el primer capitulo de un libro de divulgación sobre psicopedagogía. Aunque mi campo de trabajo es la psiquiatría clínica, como sabrán aquellos que me han leído tengo un particular interes por la semiótica, la consciencia, la realidad y el pensamiento. 

Así que sin más, les comparto el pedazo introductorio del Trabajo y aclaro que dado que poner las notas bibliográficas para sustentar las afirmaciones que hago es un proceso tedioso aun no lo he hecho, pero si alguien quiere indagar más al respecto con todo gusto le proporciono bibliografia relacionada. 

El recién nacido adquiere consciencia desde el útero, no en una forma simbólica o ideogramática sino en un sentido fisiológico, químico. A esta consciencia le llamaré conciencia semiótica. Las primeras interacciones intensas entre metabolitos maternos y fetales se dan en el primer trimestre del embarazo: transmisores vitales para la comunicación cerebral como la dopamina, la serotonina, la noradrenalina, glutamato y acetilcolina están en intercambio desde el primer trimestre. Esta relación materno filial se da a diversos niveles, desde procesos puramente hormonales que actúan a nivel de concentración plasmática -principalmente asociados a las hormonas esteroideas- hasta de neurotransmisión vinculados tanto con la actividad de la membrana y sinapsis, como con la actividad nuclear y la expresión génica del feto. El impacto de este vínculo es desconocido sin embargo se pueden asumir ciertas hipótesis: 

1.- Esta relación regula las reacciones vegetativas del feto a niveles adaptativos y de desarrollo. 

2.- La forma en que interactúan los químicos maternos y fetales determinan la organización cerebral a niveles tan sofisticados como los es la arquitectura neuronal y de las células de “sostén” tanto a nivel del sistema nervioso central como a nivel periférico, especialmente en las células de musculo liso y en el sistema gastrointestinal.

3.- Ya en el tercer trimestre, en que la estructura cerebral del feto está conformada en sus regiones formales, la sensibilidad a otros moduladores como factores neurotroficos, prolactina, oxitocina, triyodotironina, tiroxina, GABA y otras hormonas sistémicas es alta y comienza a determinar “percepciones”.  

Ahora, hay que explicar que estas percepciones prenatales están vinculadas intrínsecamente a la percepción materna. Es decir que el feto y la madre son uno para el feto; y toda emoción, pensamiento y acción realizada por la madre es un espejo en el feto. Desde luego que las capacidades sensuales son primitivas; sin embargo, sí que hay ciertas experiencias sensoperceptuales aún en estas etapas del desarrollo, especialmente en relación a las respuestas vegetativas vinculadas al sistema límbico y a los sistemas de recompensa y castigo en ciertas zonas mesencefálicas. Las principales zonas formadas en la edad fetal, que son las mesencefálicas y ciertas áreas prefrontales y temporales ya están desarrolladas de una manera determinante en el último trimestre, y lo suficientemente organizadas para permitir respuestas emocionales y conductuales. Además de que ya comienzan ser funcionales algunos sentidos, especialmente el gusto, el olfato, audición y ciertos reflejos visuales. En cuanto a las áreas motoras y premotoras ya están perfectamente desarrolladas en las últimas etapas prenatales. 

Existen ciertas capacidades adaptativas prenatales que se dan de forma automática, que obedecen a la actividad neurotrófica del propio ser sin que se requiera para su desarrollo estímulo exterior alguno. Resulta más que obvio que ciertas características del neonato se darán independientemente de los estímulos que reciben como lo es la profundidad, la capacidad espacial y temporal. Esto no implica tampoco que no exista un proceso de interdependencia con el entorno para el correcto desarrollo de las habilidades temporales y espaciales más primitivas. Sin embargo, es importante hacer la diferenciación entre este tipo de aprendizaje condicionado a estímulos indirectos de los procesos de aprendizaje condicionados a los estímulos que se realicen de forma intencionada en el infante. Existe un proceso ordenador de los signos inherente al sistema semiótico “natural”, ajeno a la lingüística y los procesos de abstracción perceptiva. 

Explicado de otra manera, el hecho de que el feto tenga su sistema auditivo parcialmente desarrollo no significa que sea capaz de identificar la música, pero esto no impide que el estímulo auditivo provoque efectos plásticos en su sistema nervioso. El hecho que su olfato o gusto estén desarrollados, implica que existe cierto grado de percepción sincronizado con la percepción materna. Llamaremos a este tipo de percepción, percepción indeterminada. 

¿Es útil ponerle música a un feto? Indudablemente que se genera una respuesta propioceptiva. Indudable que hay una respuesta eléctrica asociada a la madre. ¿Es la música importante o determinante? Ciertamente que ponerle a Metallica no lo va a organizar de una u otra forma su sistema auditivo ni ponerle a Mozart va estimular la expresión genética neurotrófica hacia algún sentido específico. Los niveles de modificación propioceptiva se observan a niveles vegetativos, de tono y movimiento. Y las reacciones vegetativas son consecuencia de una respuesta física y química. 

Ahora bien. ¿Es lo mismo ponerle Mozart que Metallica? Definitivamente no. La altura, duración, intensidad o volumen y timbre del sonido tiene un impacto particular en la forma en que reaccionan físicamente las neuronas y posteriormente en la manera en que traducen esas descargas eléctricas en operaciones químicas. Es decir que, aunque conscientemente el feto no distinga las características del sonido, estas características sí que son traducidas de forma particular por el cerebro en respuestas eléctricas llamadas ondas cerebrales. Lo mismo sucede con el gusto, el tacto y muy probablemente el olfato -efectivamente, las neuronas olfativas discriminan compuestos aromáticos en el líquido amniótico como acidez o dulzura-. Hay que tener en cuenta que el líquido amniótico es un complejo ecosistema que tiene muchas más funciones que sostener y amortiguar al feto. Desde el primer trimestre proteínas, fosfolípidos, múltiples electrólitos y decenas de hormonas ejercen una influencia determinante en el saco amniótico sobre el feto y determinaran ciertos comportamientos “automáticos” durante en nacimiento, como el buscar el olor y sabor de la leche materna. Este tipo de percepción, asociado a ciertos estímulos específicos llamaremos percepción determinada.

La realidad es que pocos comportamientos del neonato en los primeras horas y días son automáticos, la gran mayoría se han ido desarrollando en el útero de la madre.

En términos cuantitativos existe un incremento en la expresión neurotrófica en áreas somatosensoriales corticales. Pero estos hallazgos han de tomarse con reserva dado el nivel de poda neuronal que se da en los primeros meses de vida. Más importante que el impacto a nivel cortical, es el impacto subcortical, mesencefálico, límbico, estriado y talámico. Lo mismo puede decirse de la exposición a drogas exógenas consumidas por la madre; las principales alteraciones neonatales se verán en las áreas mesencefálicas y, en menor medida, las pontinas, aunque sin lugar a dudas ciertas drogas -el alcohol o el tabaco por mencionar las más populares- provocan alteraciones físicas no nerviosas. Mencionaremos en páginas posteriores el papel de sustancias exógenas en el desarrollo del feto, lactante y niño.  

Pero lejos de buscar que este capítulo sea una introducción a la embriología o la fisiología fetal, deseo que el lector entienda la complejidad del ser humano desde su concepción y el impacto que tiene el exterior en su desarrollo anatómico, fisiológico, pero especialmente semiótico. 

En el siguiente post trataré el desarrollo semiótico del feto como concepto fisiopedagógico.