El Viaje
Prólogo
—Hola, ¿cómo estás? —pregunté sabiendo por adelantado que no iba a obtener respuesta alguna, a lo sumo un gesto doloroso—. ¿Se sabe algo?
—Nada. Tu padre ha salido esta mañana en el primer avión, estaba de los nervios, no durmió nada ayer.
—Lógico, yo tampoco he pegado ojo esta noche. No paro de imaginarme las peores situaciones posibles.
Una semana antes, mis dos hermanos menores, Fede y Pablo habían cogido un avión a Chile. Habían ganado una beca para trabajar durante un año en La Silla.
El proyecto con el que ganaron la plaza trataba sobre la luz, eso es todo lo que era capaz de contarles a mi compañeros de trabajo cuando me preguntaban. Estaban como obsesionados con la luz, nunca entendí como la luz podía generar tal fascinación.
Ya desde niños se les notaba extremadamente inteligentes y siempre mostraron especial interés en la astronomía, siempre preguntando sobre el universo, o nuestros orígenes. Se pasaban las horas en la terraza de la casa con un viejo telescopio que mi padre les había regalado de segunda mano. No era gran cosa, pero se podían ver perfectamente los cráteres de la luna, o la superficie rojiza de Marte. Era su pasatiempo favorito, mirar las estrellas e imaginarse mundos y civilizaciones de otras galaxias
Siempre habían hecho todo juntos, desde los primero pases en el mismo equipo de fútbol hasta estudiar la misma carrera, astrofísica. Aún recuerdo perfectamente el primer día que los vi en el hospital. Eran idénticos, aún mirándolos fijamente no fui capaz de ver un rasgo, un lunar, o algo que los diferenciara.
Con el paso de los años incluso mi madre siempre tuvo problemas para diferenciarlos, ni siquiera el timbre de su voz sonaba distinto.
—¿Cuando hablaste con ellos por última vez?
—Hace tres días hicimos facetime. Nunca los había visto tan ilusionados, sobre todo, Pablo, no paraba de hablar contándonos cosas sobre como había sido el viaje, desde que salieron del aeropuerto hasta que llegaron al observatorio. Habían hecho los seiscientos kilómetros en un minibús e incluso nos mandaron un par de fotos en el desierto. Nos hablaron del grupo de estudiantes que iban a formar parte del grupo de estudio. Todos recién licenciados. No sé, como te digo, estaban especialmente emocionados, aún no había empezado a trabajar, iban a tener un par de días de training y aun no les habían hecho las tarjetas de identificación para entrar en los observatorios.
—Es todo muy raro, ¿cuánta gente trabaja en el observatorio, unos cincuenta?
—Sí, eso es lo que he visto en internet, gente de todas las partes del mundo.
—Pues no lo entiendo.
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—¿Tú crees que el director del observatorio vendrá a recogernos al aeropuerto? —le preguntó a su hermano emocionado—.
—¿Estás de broma no? ¿Cómo va a venir el director a recibirnos? Somos seis becarios, te repito, somos becarios. El hombre este es una eminencia en su campo, no sé ni cuantos papers tiene publicados
—Ya, no sé, pero es la primera vez que hacen algo así. Hacer un concurso internacional, seleccionar a seis estudiantes, publicarlo en los medios.
—No te confundas Fede, esto lo hacen solo porque necesitan financiación, es como una manera de publicitarse, a cualquier país le viene salir en los periódicos porque un compatriota a ganado un puesto para pasar un año en el observatorio mas puntero del mundo. Me apuesto lo que quieras a que el año que viene hacen los mismo, y que los estudiantes no van a ser ni españoles, ni italianos ni de ninguna de las nacionalidades de las de este año.
—Tio, tú siempre estás igual. ¿No puedes por una vez no pensar mal?
—Fede, yo no pienso mal, solo soy realista, este año nos lo tenemos que tomar como una oportunidad increíble para conocer a las personas mas influyentes en nuestro campo y hacer todos los contactos posibles.
—Bueno, pues yo pienso que esto lo hacen porque necesitan nuevo pensamiento, necesitan aire fresco, ¿cuántos estudiantes nos presentamos al concurso?
—Novecientos treinta y tres, me acuerdo porque no sé ni cuantas veces consulté la página web esperando los resultados—dijo Pablo mientras miraba por la ventanilla del avión—.
—Pues eso, novecientos treinta y tres y nosotros somos dos de los seis elegidos. Yo aún no me lo creo la verdad. Es lo que te digo necesitan nuevos enfoques, nuevos talentos. Lo que está claro, es que nuestro proyecto gustó al jurado y que por eso estamos aquí. Y si se leyeron nuestro trabajo quiere decir que se leyeron los novecientos treinta y dos restantes, solo por eso a mi ya me merecen un voto de confianza.
—Apaga el móvil anda
—No hace falta apagarlo, lo he puesto en modo avión que quiero escuchar la canción de Diego cuando despeguemos.
—¿Cuál? ¿La de ya despega el avión?
—Sí.
—Pásame un auricular, que quiero escucharla yo también
El avión se alineó en la pista y el ruido de los motores se hizo más intenso. A medida que aceleraban los dos hermanos se miraron con una sonrisa, mezcla de optimismo y emoción. Les esperaba un largo viaje por delante, un viaje en el que se harían mayores, un viaje en el que serían los pasajeros de su propio destino.
P.D.Posteando de nuevo las capítulos para obtener mayor visibilidad.
Seguiré atenta a los siguientes capítulos!
Nos vemos en Chile @gargon!! Jeje ;)
Extraordinario, es muy hermoso lo que escribe, Mis Sinceras Felicitaciones
Gracias jlufer, me alegro que te guste!
wow @gargon muy bueno.
¡Me encanta! :)