IGUALDAD: OTRA LEYENDA URBANA
Uno de los logros más importantes de lo que los juristas denominan Estado de Derecho es la consolidación de la garantía de igualdad ante la ley. Principios tan importantes como la presunción de inocencia, el debido proceso, el estado de libertad y el carácter contradictorio del proceso penal, amplían considerablemente el rango de acción de este axioma.
Actualmente, la mayoría de las constituciones vigentes disponen que todas las personas son iguales ante la ley, señalando que la ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva; adoptando aquellas medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser discriminados, marginados o vulnerables; protegiendo muy especialmente a aquellas personas que se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta, sancionando los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
Eso es lo que se cuenta por allí...la leyenda urbana de la igualdad.
Pero....pero...
¿Somos iguales ante la ley?...¿cuál ley?...¿dónde?...¿cuándo?
En el estricto espacio donde me desenvuelvo: una casa en la que me encuentro en minoría de género, edad y terquedad; un ámbito en el que cohabito con tres mujeres: mi esposa y dos hijas. ¿soy igual ante la ley?,
Algún incauto podría asegurar que en este entorno cerrado sigue prevaleciendo el Estado de Derecho y que todas las personas son iguales ante la ley. ¿Personas dice usted?...entonces, NO habría de que preocuparse, sólo soy elevado a esta rango por mis lindas chicas cuando hay una reunión familiar y llaman para la fotografía de rigor, que me mostrará en Facebook o Instagram con la misma franela de hace unos siete años atrás. Mi esposita podría agregar que es lo único que tengo igual; pero, esa es otra historia.
De tal modo que como mi estatus está dado por circunstancias externas, aleatorias unas, y contingentes las otras, sólo soy persona unas cuantas veces al año; y depende de mi atuendo.
Ahora bien, respecto a esos escasos días en las que soy considerado como persona, y a pesar de conocer la respuesta general (y a estas alturas, ustedes la intuyen), haré valer mi derecho a la presunción de inocencia con una pregunta ídem ¿seré igual ante la ley?. Lina, mi niña más pequeña, dice que como ya soy grande (¿viejo?), existen reglas sólo para mi. Tiene diez años, quiere ser presidente cuando crezca...está practicando aquello de reglas y leyes sólo aplicables para los otros.
En cambio, Lito, la mayor de mis hijas, afirma que ya estoy muy viejo para la gracia (de pedir un trato justo). Por ello, me señala que NO estoy en posición de exigir igualdad si soy diferente en sexo, edad y poder de voto...se entrena en el arte de valorar adecuadamente el lado donde enrolarse, para así terminar haciendo lo que le parece. Tiene catorce años, quiere ser diputada porque asegura contar con la habilidad para escuchar ese sonido legendario y mítico que llaman la voz del pueblo.
Sin embargo, la que decide es mi bella esposa. Todos los demás simulamos ser libres para interactuar en un clima de igualdad de derechos y deberes; pero, sabemos que solo ella tiene la potestad para decidir por sí misma, por sus hijas, por mí, por quien sea. Tiene ticinco años desde hace ticinco cumpleaños, y siempre quiso ser jueza, porque le gusta colocar reglas a diestra y siniestra, así como ser quien juzga a los demás.
Pareciera una paradoja, porque el principio de igualdad implica un trato igual para quienes se encuentren en una misma situación. Quizás por ello, puesto que NO soy igual a las chicas hermosas con las que convivo, debo ser tratado de manera diferente. ¿Qué tal?...Terminé cual síndrome de Estocolmo, justificando a quienes conculcan mis derechos.
Pero si la razón para recibir un trato desigual se encuentra en que somos diferentes, el establecimiento de las diferencias debe ser llevado a cabo con base en motivos objetivos, razonables y congruentes (preexistentes) para NO conferirle un tratamiento desigual a supuestos fácticos que ostenten un contenido semejante. En otras palabras, señalar claramente en cuales aspectos me es aplicada una regla distinta por ser hombre, tener sesenta años y perseverante en la prosecución de un trato justo e igualitario. Es decir, conocer cuando seré tratado de manera diferente.
Una utopía. En la vida real, es ley lo que señala cada una de mis féminas, sobre todo mi esposita. Reglas que me imponen deberes y un solo derecho, susurrar (en voz baja pero audible), la frase de sumisión y dependencia: “mande señora”
Si pudiese, promulgaría una nueva ley que acabaría con la leyenda urbana que habla de igualdad en un espacio donde conviven tres mujeres y un hombre. Para ello, conjugaría en plural la premisa de NO tratar igual a los distintos, y no establecer diferencias entre los iguales.
El #Reto12Votos está diseñado para que todas las personas ganen. Se trata de leer, comentar y votar por otros participantes del reto que harán lo mismo a cambio.
- erilej 20-08-2019. 02:10 am
- sacra97 20-08-2019 02:45 am
- charjaim 20-08-1019 02:55 am
- lisfabian 20-08-2019 03:05 am
- zhanavic69 21-08-2019 12:12 am
- doctorlibro 21-08-2019 02-25 am
- mafalda2018 22-08-2019 08:00 am
- club12 23-08-219 03:34 am
- issadance 23-08-2019 06:01 pm
- marybellrg 25-08-2019 03:06 pm
Me encantó la manera que redactaste tu situación familiar, usted lleva las de perder, allí la balanza se inclina para un solo lado son 3 contra uno, realmente como tu dices parece ser un mito, pero creo que el respeto y la igualdad riman aunque no se escriban igual . saludos @galatas
Con esas tres hermosas e inteligentes mujeres comparto mil alegrías y una tristeza...las amo un montón
Extraordinario relato. El juego de roles entre el grupo familiar dio ese toque empírico cargado de muchas experiencias. Todas las interrogantes se fueron respondiendo por sí solas, no sé si en algún momento existirá tal igualad, por lo ahora, tratemos de hacer justicia desde nuestros núcleos familiares, también es importante fomentar esos valores con los que nuestros hijos empatizarán con los otros de manera equilibrada y justa. Muy nutrida esta publicación. Felicitaciones.
El juego de valores termina siendo de roles...el problema es que quien reparte los guiones también es quien se sienta en primera fila...creo que NO existe equilibrio posible. Por tanto, mis esperanzas de un trato justo, son utópicas.
Termine de leer y solo sonaba en mi cabeza la canción; “libera pues tu mente si” estas en serios problemas y te metiste tu solito, habrá que pagar una recompensa para liberarte de tu prisión. Me gusto como nos contaste tu grande dilema, estas en un mundo al revés donde las mujeres son tu mayoría y luchas por tener igualdad. @galatas
Me hiciste sonreir primero, y luego, reir...que agradable es leerte...
@mazquel no tiene post esta semana sobre igualdad @galatas no debe estar en tu lista.
Tienes razón....copié la lista anterior y NO borré todas las entradas...
Gracias por leerme
Amigo es muy difícil la situación que presentas. Son tres contra uno, y para completar mujeres. Porque para ganarle a una mujer hay que ponerle un tirro en la boca, porque siempre tenemos un argumento.
Me has recordado una anécdota de un profesor que me dio clases es una maestría. Cuando se presento el primer día de clases dijo estas palabras: " Me llamo Luis Rodriguez, y tacho todo el curriculum que le habían puesto en la pizarra. En mi casa y en mi vida, mi esposa es la que manda, ella es la profesora, la doctora.Yo no se ni para que estudie, si solo digo " si mi amor".
Un abrazo y bendiciones para ti y tus tres amores.
Hay algo que me molesta en cuando la IGUALDAD, es cuanto a profesiones, que unos se creen mejores que otros, quizás la profesión sea distintas pero yo creo que son iguales, porque son personas, que desarrollan diferentes actividades de acuerdo a su profesión, pero ninguno es mas que otro.
Ejemplo: una vez hace años un efectivo militar por ser militar creia que era mejor que yo, y le dije tu seras militar yo soy maestra y si al caso vamos para llegar a ser militar pasaste por una maestra. Lo deje y me fui.
He disfrutado mucho esta lectura y me ha traído a la memoria las quejas de un tío, en forma de juego también. El decía: "cuando yo era niño, la mejor presa del pollo le tocaba a mi papá y ahora que soy papá la mejor, le toca al hijo, ¿cuándo me va a tocar a mí?"
Obviamente no hay igualdad ni en el presente, ni en el pasado y el pretender que exista es antinatural y utópica. Saludos cordiales.
Interesante amigo @galatas . Daré reesteem. Un abrazo bendiciones!
Hola, la cuestión es que en tu casa la ley la imponen las féminas que te acompañan, te corresponde amarlas y apoyarlas; pero lo cierto es que la igualdad ante la ley estatal es tan necesaria, pues es la que le da confianza al individuo para defender sus derechos y cumplir sus deberes ciudadanos.