Responsabilidad a pesar del cansancio | Memorias de un joven Timoteo 3#
Responsabilidad a pesar del cansancio
Durante mi segundo semestre en la Udo he conocido a muchas personas que me han inspirado a seguir en el camino, a no rendirme, a perseverar a pesar de todo y también a no decaer solo por un fracaso. Han sido tantas las experiencias que la verdad podría hacer muchos capítulos referentes a ellas, pero, debo decir que a pesar de lo duro que ha sido, no me arrepiento de haberme inscrito en esta universidad, pues todo el año que ya tengo en la universidad me han hecho crecer de una forma impresionante, he conocido estudiantes con los que he trabajado en pro al evangelio y me han ayudado a crecer como joven cristiano. Estos jóvenes que conocí me han demostrado mucha devoción y respeto a los caminos del señor, me mostraron que no son del montón y sin vergüenza alguna ha hecho evangelizaciones, adoraciones públicas, salidas sociales, etc. He visto grandemente el mover de Dios en la universidad, pero esto es solo un pequeño resumen de algunas experiencias que he vivido este semestre; entre las personas que conocí está una muchacha que sufrió una grave injusticia, pasó una materia de gran dificultad pero le cargaron mal la nota al sistema, y cuando fue a reclamar, su profesora le dijo "yo no me equivoco, bachiller", cuando escuché esto sentí algo de rabia e impotencia ante esa falta de justicia, que no fue atendida por causa de la gran indiferencia de las autoridades, que en cierta forma justifican por la situación que se vive en la universidad, pero me reconfortó saber que la muchacha no se rindió, sino que recurso la materia, la pasó y continuó su carrera, sin ir por el camino fácil de tirar la toalla de buenas a primeras.
Otro que me ha servido de motivación ha sido el grupo de jóvenes del movimiento Vida, que nombre anteriormente, pues a pesar de que a veces muchos no pudieran reunirse por causa de las clases, aun así realizaban sus reuniones, y aunque fueran 3 o 4, se recibía palabra de Dios y refrigerio para continuar superando los obstáculos que se viven día a día para poder estudiar. En varias ocasiones estuve algo desanimado por el cansancio y cuando iba a esas reuniones se me subía bastante el ánimo, bien se cumple su palabra cuando dice que el corazón alegre es buena medicina allá en Proverbios. Hubo un momento en el que aproveché invitar a un par de amigos que estaban pasando por una fuerte situación y fueron ministrados en uno de los servicios que realizaron un jueves.
Estos "testimonios" han sido bastante motivadores, pero estos último que mencionaré son los que de seguro más impactarán a quienes lean este escrito; como bien he mencionado, este semestre ha sido bastante fuerte, cargado de dificultades y obstáculos, hubo veces que me tocó caminar de vuelta a casa por la ineficiencia del transporte, la distancia de mi casa a la universidad es de varios kilómetros, pero ha sido tanta la motivación que he tenido por lograr esta meta que he recorrido ese tramo bastantes veces, y gracias a Dios no me ha sucedido nada en el camino, pero no solo ha sido el transporte el único obstáculo, también la escasez de alimentos, pues aunque el sustento de Dios ha sido milagroso, ha habido veces en las que el asunto se ha puesto fuerte, y ciertamente es difícil estudiar cuando además tienes que salir a buscar el alimento y trabajar para poder tener dinero suficiente para adquirirlo, y aunque no trabajo de forma fija, hubo semanas en las que tuve que administrar mi tiempo entre la iglesia, la universidad y el trabajo, pero a pesar de todo, como buen padre el señor me dio las fuerzas para sobrellevar todo eso, y me dio una gran lección en el camino, pues tenía la mala costumbre de afanarme tratando de hacer todo en un solo día, y aunque es bueno trabajar y hacerlo bien, no es bueno cargarse tanto, bien decía mi abuelo que nada es bueno en exceso; la semana de desánimo que mencioné en el capítulo 1, fue bastante crítica, pero me demostró que los procesos que he pasado me han hecho crecer, pues aunque la desmotivación también me tocó, no fue tan grave y pude levantarme rápido y ayudar a mis compañeros que estaban sumidos en crisis depresivas bastante intensas, pero no lo relato para exaltarme, sino para regitrar estos momentos y que sirvan de motivación para aquellos que necesiten una razón para seguir luchando por sus metas.
No he sido solo yo el que ha luchado por seguir, todos los estudiantes tienen que luchar con los factores con los que yo me enfrento, aunque ciertamente hay quienes tienen quien los transporte, y tienen cierta "estabilidad económica", lo cierto es que este grupo no suele quedarse luchando, pues tienen "barcos" a los que acudir para salir de esta "tierra de gigantes" que hay que conquistar, estos términos han sido bastante usados últimamente, en alusión a los que tienen opciones aparte a las que recurrir en caso de que ya no puedan con el reto, pero en contraparte estamos los que tenemos los "barcos quemados" y solo tenemos como opción conquistar o fracasar. Un gran ejemplo que me generó un enorme respeto fue el caso de un profesor que vive también a varios kilómetros de la universidad, y que al no tener auto propio, también lucha contra la ineficiencia del transporte, pero al igual que muchos estudiantes opta por ir caminando a la universidad cuando se tardan muchos las unidades, ese acto de responsabilidad es algo que me impresionó en gran manera, pues el podría irse a otra universidad donde le paguen más o buscar un trabajo como programador, o salir del país, o no sé, son muchas sus posibilidades, pero su lucha en contra del conformismo y su motivación por ser parte de los que van a reconstruir es tal que día a día sigue dándolo todo por transmitir conocimiento a la nueva generación que quiere prepararse para no ser un borrego que asienta y cumpla los deseos de un sistema corrupto y lleno de cerdos asesinos.
Él me tocó como profesor de una materia en este segundo semestre, y la verdad no me gustó nada la forma en la que impartió el conocimiento, fue bastante despectiva, pero aun así aprendí bastante, pues usó una pedagogía bastante exigente, con el fin de acabar con nuestro conformismo, de que corriéramos el kilómetro extra, de que saliéramos de la mentalidad corta y mecánica de bachillerato; me he enterado de que este profesor tiene muchos años en la universidad, y en cierta forma entiendo su frustración cuando veía que no hacíamos las cosas bien, se enojaba bastante y nos tachaba de inútiles, pero que hipócrita sería al decir que yo no me enojaría al dar tanto por ir a dar clases y que la mayoría de mis alumnos no mostraran mínimo interés por aprender. Hubo clases en las que participábamos y se veía cierta felicidad en él, porque empezaba a explicar las cosas un poco mejor. No justifico su forma de enseñar, pues aun así hubo casos muy incómodos y muchas veces generalizó de forma injusta al decir que todos habíamos hecho absolutamente todo mal, pero supongo que eso también nos prepara para tratar con gente "imposible" en el trabajo.
La responsabilidad que me sembraron como valor desde mi niñez muestra sus frutos ahora, pues no me conformo con quejarme de los obstáculos sino que doy todo por superarlos y no me rindo de buenas a primeras, y todos estos testimonios y enseñanzas solo han fortalecido esta forma de pensar, y me han hecho ver que aquellos que me tachan de loco y bobo por dar el kilómetro extra, son los mismos que se alegran de ser parásitos de un sistema que no sirve y nunca ha servido a lo largo de la historia. A pesar del cansancio, del dolor, de la frustración y de todos los obstáculos, hay que seguir, hasta el final, si fracasas al menos lo intentaste, aquellos que quieran criticarte de forma destructiva, son los que adoran su zona de confort y viven tal hipocresía que cuando llegan las victorias alegarán que siempre te apoyaron.
