A oscuras I | Memorias de un joven Timoteo 7#

in #spanish5 years ago

¡Buenas noches!, seguimos con el proyecto, esta vez con el capítulo 7. en esta ocasión trataremos lo sucedido en el 2016, con el racionamiento de la luz por causa de la gran falta de agua en el Guri. Ese racionamiento solía ser de 4 horas diarias y me dejó algunas anécdotas que vale la pena relatar.

A oscuras


Estando aún en el liceo hubo una temporada en la que el Guri estaba en estado crítico por falta de agua (había una fuerte sequía), y sumado a esto la falta de mantenimiento había un problema grave, cuya solución fue racionar las horas de luz a nivel nacional, de forma que enviaron comunicados en los que decían cuales horas pasaríamos a oscuras, al principio hubo mucho descontento con esto, pero el adormecimiento sumado a la travesía diaria de buscar que comer lograron distraer esa disconformidad de forma que la mayoría estaba ya acostumbrado y sacaba una mesa a la calle, donde se reunían a jugar truco o dominó y a hablar dónde por lo general recodaban sus experiencias de día referentes a la ya mencionada travesía, “tal o cual producto subía al doble”, “aquella tienda está llena de ladrones”, “el venezolana está matando al venezolano” era lo que solía escuchar hasta que comenzara alguna discusión política y se fueran cada uno a casa a calmar la rabia. Gran parte de esas conversaciones se basaban en recordar los problemas que vivían a diario o a lamentarse por no haberse preparado para salir del país cuando pudieron, solo algunas veces aparecía alguien con un pequeño rayo de esperanza, con frases como “quiero seguir luchando aquí”, “sé que esto no es para siempre”, eran algunas de las frases que solían decir estas personas con algo de esperanza aún en sus ojos, personas entre las cuales me incluyo.

Para estas fechas yo estaba estudiando y trabajando como he mencionado ya en otros capítulos; aprovechaba las áreas en las que destacaba para dar cursos o hacer láminas, también llegué a hacer ciertos proyectos finales, todo esto para ayudar en casa. A pesar de todo ese esfuerzo no siempre lograba reunir lo suficiente. Me recomendaban cobrar más pero yo calculaba todo para ser lo más justo posible, y realmente vi el fruto de ese accionar.

Una de esas noches a oscuras, estando en el porche de la casa, uno de mis tíos me dijo algo que me dejo un poco mal por un par de días, me dijo: Hijo, busca maneras de salir del país, nosotros ya estamos viejos, tú eres joven y aún tienes mucho por delante, tienes que asegurar tu futuro. Aquello me quebró por dentro, chocaba mi deseo de ayudar a mi familia con la impotencia que me generaba el saber que mis esfuerzos no valían para comprar lo necesario para apoyar como debe ser, la rabia e impotencia eran grandes, pero luego de analizar todo me di cuenta de que tampoco tenía medios para salir, no tenía donde llegar, si vendía todo y luego salía era muy probable que volviera con “las tablas sobre la cabeza”, porque con un bachillerato no iba a encontrar un trabajo con el que lograra pagar alquiler, comida, servicios, etc, sumando a esto que mi madre ya contaba con una edad avanzada si hablamos en términos laborales, pues el asunto no se podía ver como una opción milagrosa como lo pintaban la mayoría, además si salía me tenía que olvidar de los estudios por un buen rato, porque trabajar y estudiar en un país nada más al llegar donde comienzas de cero es algo que a pesar de no ser imposible no era la opción en la que mis esperanzas debían estar pues la decepción sería inminente.

Esos largos ratos a oscuras fueron testigos de muchos momentos reflexivos, en los que más de una vez recordaba aquella profecía en la que se mencionaban águilas que saldrían a las naciones, a proclamar el evangelio, a dejar a Venezuela en alto, a prepararse para reconstruir. Pero en la que también se mencionaba un remanente que se quedaba, que no se contaminaba a pesar de las tentaciones, que aprendía en medio de todo que Dios es su sustentador y no ninguna dádiva estadal, y que a su tiempo daría testimonio de como sobrevivió sin vender sus principios en un tierra donde la necesidad del prójimo era uno de los negocios más explotados. Sin embargo parece que esta última parte era olvidada por muchos, pues todos observaban el salir del país como la única opción, pocos eran los que se identificaban con ese remanente de adentro, o quizás se identificaban de a ratos; también se hablaba de algunos que entrarían y saldrían con el fin de ayudar a los que están adentro. Aquellos que salían con dirección eran bendecidos grandemente, y a pesar de que sabían que el juicio no solo era para una nación sino también para sus habitantes, ese pensamiento no los angustiaba porque el mismo Dios los guiaba a trabajar humildemente por allá donde llegaban a buscar nuevos horizontes.

La excusa ante la falta de fuentes de energía alternativa a pesar de que se había dicho por allá en el 2011 que tendríamos un sistema eléctrico de excelente calidad fue como siempre echarle la culpa a otro, dar explicaciones fantasiosas sobre como los enemigos de su movimiento los atacaban con el fin de acabar con la unidad del pueblo, curiosamente unos dos años más adelante si no me equivoco comenzó una falla peor que justificaron con el mismo juego de echar la culpa, no reconocer sus fracasos y bailar sobre los cadáveres de muchos niños y ancianos que perdieron la vida en medio de esas aflicciones.


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