La vida como competencia

Vivimos en un mundo de bastante competencia, tanto es así, que la vida misma lo es, y si uno no se pone al frente de está carrera pues se pierde; solo existe una meta y una medalla que ganar.

Por otra parte; todos los deportes tienen sus propias reglas, y cada atleta tiene que estar plenamente en forma y sabérselas. Cuando un atleta las viola, simplemente se le amonesta, se le advierte o inclusive se le expulsa del juego.

Cuando yo jugaba en un equipo, por cierto, bastante bueno de softbol, en una empresa que ya no existe llamada Invercana, en Cagua, Estado Aragua, que se llamaba Los Vikingos, siempre hablábamos sobre este tema, el de competir, ser constantes, jugar limpios y ganar, y así al poco tiempo de 3 torneos que estuvimos, ganamos dos seguidos y quizás no era por lo bueno que eramos, sino, por que acatábamos las reglas, uniformes completos, pelotas, bates, y todos los complementos necesarios para este deporte, y lo mejor era que jugábamos limpio.

La vida, como en el softbol, tienen sus reglas y sus reglamentos, y allí es donde nos damos cuenta que todos en conjunto jugamos al juego de la vida. Tenemos que ser competitivos y jugar limpiamente; si no, se pierde el significado del juego. Para mi concepto, lo que más importa en el juego de la vida es ser un buen competidor, hasta inclusive pasando el orgullo del triunfo mismo. Pienso que es preferible jugar de la mejor manera posible, al de buscar la forma de obtener la victoria suciamente con tal de llevársela. Estamos claros que vivimos en una época de alta competencia, no por esto debemos terminar en el conflicto. La idea de este juego no consiste en quitar del paso al rival. La competencia tiene que ser para mejorar la vida de todos en conjunto y cuando esto pasa y uno es un buen competidor se saca más provecho.

Veamos como otra forma de vida al maratón. Los récords no son superados sólo por una persona que corre sola, se imponen cuando este corredor tiene a otro que va a su ritmo de trote, dándole el estimulo necesario para ir regulando su propia velocidad y se adelantan uno al otro, para así seguirse esforzando y tratar de rebasar. Y a lo largo de 42 kilómetros de distancia, la terminan, y frecuentemente estos dos corredores llegan a la meta muchas veces mejorando ambos sus tiempos.

Pienso que así es como tiene que ser el competir. No para vanagloriarse, sino como estimulo para que los otros se esfuercen más por alcanzar la meta y continuar. Cuando la competencia se convierte de alguna forma que causa conflicto y aparta a las personas, pierde su creatividad y propósito y esto a la vez destruye a la gente.

No pienso que sea posible vivir sin competir bien, tomando otro ejemplo de una empresa a nivel automotriz, que tiene una dependencia grande de maquinarias. Puede ser que esta compañía saque al mercado un nuevo modelo por si sola, Cada vehículo es resultado de miles de piezas que lo componen y donde hay diversos fabricantes. Así mismo, nosotros también dependemos en gran parte unos de los otros para mantener nuestro equilibrio de vida.

Al ocurrir esto, las mismas empresas hacen competencia fuertemente en su afán de ser la numero uno, y el resultado es que el comprador elegirá entre dos productos de calidad y se quedará con el mejor. Pero si hubiera sólo un productor, les aseguro la calidad y la tecnología no serian del mismo desarrollo ni de la misma calidad. Las grandes compañías mantienen sus clientes a razón de la buena calidad del producto, de hacer bien las cosas. Hacen que se esfuerzan más, esto es jugar limpio.