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Era una tarde nublada del mes de abril, del año 2011, el día había transcurrido lentamente en la carretera, era nuestra tercera y ultima escala, por el momento, ya habían pasado tres días desde nuestra partida desde la Ciudad Barcelona, Capital de Anzoátegui, uno de los estados orientales de Venezuela, el destino final el occidente venezolano, específicamente la ciudad de Barquisimeto, mejor conocida como la ciudad musical del país y capital del estado Lara.

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Era la primera visita a esta hermosa ciudad, y mientras la recorríamos tratando de ubicar nuestro hotel, nos topamos con la Plaza Bolívar y por supuesto era imperdonable el no detenernos a conocerla y aprovechar de tomar unas cuantas fotografías. Mientras recorría la plaza, me encontré con un árbol que desentonaba, dentro del verdor que inundaba y rodeaba toda la plaza, haciendo resaltar en su centro la estatua ecuestre de nuestro Libertador Simón Bolívar.

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Al mirar al cielo a través del enmarañado desorden de ramas secas, que se extendían como lúgubres brazos tratando de tocar el inalcanzable cielo, cubierto de nubes grises que vaticinaban la inevitable lluvia que pronto llegaría, no pude más que regocijarme en la impresionante belleza que trasmitía aquella maravillosa imagen, y fue entonces cuando decidí a través de mi cámara tratar de encapsular su esencia en esta humilde fotografía que hoy comparto con ustedes y espero que puedan disfrutar tanto como yo al evocar ese instante desde mis recuerdos.

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