Hoy ha sido un día muy agitado, mi hermano salió de viaje, mi madre ha tenido que salir a entregar una documentación de su negocio en el concejo municipal, Mi Mathias esta eléctrico desde que se despertó a las 6:00 am, y yo anoche me fui a dormir tarde, apenas son las 5:00 pm y ya estoy cayéndome del sueño de tanto correr detrás de mi bebe el día de hoy, el no entiende que sus pilas son de litio y están recién cargadas, las mías hace un tiempo que solo se recargan 5% en las noches jajaja. Hoy no pude meditar en la mañana, espero hacerlo antes de dormir, sin embargo igual me fui a mi jardín, y miren lo que encontré en las diminutas flores de mi plantita de menta.



Dos abejas de clases diferentes, un pegón o Meliponini que el el pequeño insecto negro a simple vista, y el otro amarillo con rallas negras es una Anthophila, ambas como ya dije son abejas, con la diferencia de que la primera no tiene aguijón, es decir no pica, pero si muerde... conocida en Venezuela también como abejas aricas cuando están solas son inofensivas, sin embargo cuando están en sus panales y son molestadas lo más recomendable es correr, pues tienden a perseguir a las personas, se introducen en primer lugar en el cabello y comienzan a morder y a despedir un olor muy fuerte y desagradable, pues estas son sus defensas, y créanme cuando les digo que el olor es "espantoso" he tenido que huir de ellas unas cuantas veces.



En principio solo estaba el pequeño pegón, cuando apareció esta diminuta abejita, imagino que pensó que era mucho néctar para una sola abeja, para que tengan una idea de lo diminutos que son estos dos insectos, esta flor de la que están tomando su néctar, mide aproximadamente 2 centímetros, menos de una pulgada, las flores son diminutas, y aunque me hubiera gustado que mi zoom fuera más potente para tomar mejores detalles, creo que no lo hizo tan mal al final.



Estas dos recolectoras, son las culpables de que exista esa miel que tanto nos encanta para endulzar nuestras mejores recetas, la primera abeja, el pegón, da una miel oscura y mucho más espesa que la que nos regala la segunda abeja, que por lo general es muy similar a su vibrante color amarillo y con notas cítricas, aunque me gustaría saber cómo quedaría la miel del día de hoy con este sabor tan peculiar de la menta.

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Una muestra de que diferentes especies pueden coexistir en un mismo ambiente sin riñas ni discusiones, pues en todo el tiempo que estuve observando mi planta de menta, que fueron unos cuantos minutos, nunca las vi peleando ni alteradas, una muestra de que la tolerancia entre unos y otros es buena, de que en este mundo hay para todos, y que solo hay que esforzarse para conseguir lo que deseamos, que es justo lo que estos dos pequeños estaban haciendo hoy. Creo que estas dos ejemplares son un ejemplo a seguir para muchas personas.

Recordemos la importancia de las abejas para el planeta y para el ser humano.