"El Tigre y El Cangrejo", mi adaptación del cuento infantil para teatro. Espero lo disfruten!.

in #spanish6 years ago

EL TIGRE Y EL CANGREJO
Cuento de la tribu pemón

Obra infantil en un acto
Adaptación para teatro de Flavio González

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Imagen obtenida de Internet

PERSONAJES
Kaikuse: yaguar (“tigre venezolano”)
Mawai: cangrejo
Rey Zamuro

ACTO ÚNICO
ESCENA I

La historia se desarrolla en una playa de la Costa Atlántica, en la Región Guayana, Venezuela. En el centro del escenario, cerca del proscenio, se encuentra MAWAI, el cangrejo (conocido en el lenguaje pemón como “MAWAI”; y así lo llamaremos en esta historia) jugando con sus ojos, lanzándolos al mar y luego haciéndolos regresar. A un costado, aparece KAIKUSE (tigre para los pemones) que, luego de un arduo viaje se detiene a observar cómo MAWAI juega con sus ojos.

Mientras MAWAI se detiene como esperando a que ocurra algo, KAIKUSE se acerca con curiosidad.

Kaikuse: ¿qué haces hermano?

Mawai: aquí, jugando con mis ojos.

Kaikuse: (curioso) ¿y cómo es ese juego?, hazlo. Yo quiero ver.

Mawai: (con decisión) no, mi hermano. Ahora no puede ser, porque un pez muy grande anda por allí a la caza.

Kaikuse: (con decepción) caramba, hermano. (Pausa. Con entusiasmo vuelve a insistir) hazlo una última vez para que yo vea.

Mawai: no puedo.

Kaikuse: si puedes.

Mawai: (molesto) que no puedo.

Kaikuse: (con insistencia) que si puedes.

Mawai: (más molesto) que no.

Kaikuse: (muy insistente) que sí, que sí, que sí.

Mawuai: (fastidiado) ¡bueno está bien! (mientras sacaba sus ojos y los lanzaba al mar, cantaba una canción) “ojos, mis ojos, hasta el medio del mar vuelen ya. Sen, sen, sen”. (Luego, para que regresaran sus ojos, volvió a cantar) “ojos, mis ojos, desde la boca del mar vuelvan ya. Sen, sen, sen.” (Agarró sus ojos y se los puso)

Kaikuse: (entusiasmado) ¡ahora yo! Sácame los ojos y lánzalos, igualito que lanzaste los tuyos.

Mawai: (preocupado) no, mi hermano. Ahora no puede ser, porque un pez muy grande anda por allí a la caza.

Kaikuse: si puedes.

Mawai: no puedo.

Kaikuse: (con insistencia) que si puedes.

Mawai: (molesto) que no puedo.

Kaikuse: (muy insistente) que sí, que sí, que sí.

Mawai: (fastidiado) ¡bueno está bien! (mientras realiza unos movimientos extraños y divertidos alrededor de kaikuse, canta una canción) “ojos de mi hermano, hasta el medio del mar vuelen ya. Sen, sen, sen”. (Los ojos de kaikuse se fueron al mar)

Kaikuse: (asustado al sentirse sin ojos, empezó a dar brincos y a rugir) mira, mawai, devuélveme los ojos, que me voy a poner bravo.

Mawai: (sin decir nada, no le hacía caso)

Kaikuse: (muy enojado, al ver que mawai no le hacía caso, decidió llamar él mismo a sus ojos. Sin cantar, rugió muy fuerte) “ojos, mis ojos, desde la boca del mar vuelvan ya. Sen, sen, sen.” (Los ojos no le obedecieron. Kaikuse se asustó aún más y volvió a rugir muy fuerte)

Mawai: lo que pasa hermano, es que tú eres muy gritón. (Cantando con voz suave) “ojos de mi hermano, desde la boca del mar vuelvan ya. Sen, sen, sen.” (Mientras los ojos de kaikuse regresan y se tranquiliza) ya están aquí tus ojos. Y ya está bien, mi hermano, porque un pez muy grande se los puede tragar.

Kaikuse: (entusiasmado) Sácame los ojos nuevamente y lánzalos por última vez al mar, porque me gustó mucho lo que ellos vieron en el agua.

Mawai: (fastidiado) no puedo, mi hermano, porque un pez muy grande anda por allí a la caza y se los puede tragar.

Kaikuse: si puedes.

Mawai: no puedo.

Kaikuse: (con insistencia) que si puedes.

Mawai: (molesto) que no puedo.

Kaikuse: (muy insistente) que sí, que sí, que sí.

Mawai: (fastidiado) ¡ay está bien! (mientras realiza unos movimientos extraños y divertidos alrededor de kaikuse, canta una canción) “ojos de mi hermano, hasta el medio del mar vuelen ya. Sen, sen, sen”. (los ojos de kaikuse se fueron al mar, apareció el gran pez y se los tragó. Silencio. Mawai, preocupado, llamó de regreso a los ojos del tigre) “ojos de mi hermano, desde la boca del mar vuelvan ya. Sen, sen, sen.” (Los ojos no regresaron).

Kaikuse: (asustado, kaikuse comenzó a cantar con una voz muy suave para llamar a sus ojos) ““ojos, mis ojos, desde la boca del mar vuelvan ya. Sen, sen, sen.”

Los ojos no regresaron. Silencio. Kaikuse rompe el silencio con un gran rugido. Mientras brincaba y rugía, daba manotazos para agarrar a mawai. Ambos corren en círculos. Mawai se sale del círculo y queda kaikuse corriendo solo, desorientado ruge y sigue brincando y dando manotazos. Mawai, al ver que kaikuse está muy bravo, se sumerge en el mar.

ESCENA II

Kaikuse está solo en el escenario, asustado y sin ver absolutamente nada. Camina de un lado para otro muy preocupado.

Kaikuse: y ahora, ¿qué voy a hacer?, no podré volver a correr, no podré volver a cazar… ¡y no podré volver a comer!, ay no, ¡me moriré de hambre!, es más, ya tengo hambre…

ESCENA III

Kaikuse comienza a caminar como puede buscando algo para comer, pero no encuentra comida. Se detiene y se echa en el centro del escenario. Aparece por un costado el rey Zamuro.

Rey Zamuro: hola kaikuse, cómo te encuentras?
Kaikuse: (triste y preocupado) no me encuentro nada bien. Aquí estoy, ciego y hambriento, porque mawai mandó mis ojos lejos, hasta el medio del mar, y nunca más regresaron.

Rey Zamuro: (sereno, da vueltas alrededor de kaikuse) caramba, hermano, de verdad que estás bien mal.

Kaikuse: (suplicando) ayúdame, Rey Zamuro. (Con entusiasmo) Y después yo mataré dantas para ti.

Rey Zamuro: (pensando) está bien, espérame. (Sale y aparece con una olla. Busca madera para hacer una fogata. Hace una fogata, lleva algo entre sus alas y lo echa a la olla. Pone la olla en la fogata y comienza a revolver la olla.

Kaikuse: (impaciente) apúrese, Rey Zamuro.

Rey Zamuro: (con tranquilidad) ya va, ya va. (Continúa revolviendo. Saca en otro recipiente la mezcla que está en la olla. Se acerca con el recipiente hasta donde se encuentra kaikuse) Ahora inclínate. (Rápidamente, le vació la mezcla derretida en los ojos de kaikuse, primero uno y después el otro)

Kaikuse: (no siente nada. Se endereza y siente que le queman los ojos) ¡hay, esa quemazón! (empezó a saltar y a rugir otra vez) ¿qué me echaste en los ojos?

Rey Zamuro: (fastidiado) pasta del árbol curí, lo derretí en una olla que puse en la fogata. ¿Y qué te pasa ahora?

Kaikuse: (quejándose) es que los ojos me arden…

Rey Zamuro: lo que tienes que hacer es abrirlos, hermano… (Cuando kaikuse abrió los ojos, éstos estaban nuevamente en su sitio, pero de un color amarillo y brillaban mucho). Bueno, pues, ahora vete a matar una danta para mi comida.

Kaikuse, viendo todo claro con sus ojos nuevos, se fue contento y entusiasmado de caza, para conseguir una danta al Rey Zamuro.

Voz en off
La gente de la Gran Sabana dice que por eso el tigre no mata sólo para comer, sino también para pagarle al Rey Zamuro los ojos brillantes que le regaló. Y esos son los ojos especiales que tienen todos los tigres, desde entonces hasta ahora. (Mientras se dice este texto, se ve la imagen de kaikuse trayéndole al rey Zamuro, la danta ofrecida.)

TELÓN

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