Más que un papá, hacerme su amigo!

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Fuente: EL autor, tomada de mi facebook.

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Siempre tuve la inquietud de si los padres podemos hacernos amigos de nuestros hijos.

Les quiero compartir una breve pero verdadera historia.

Mi hija Alejandra Sofía, desde que estaba en el colegio, fue invitada a varias fiestas, algunas piscinadas, entre otros paseos. Nosotros siempre la aconsejábamos sobre como desenvolverse, haciendo hincapié en que siempre fuera ella misma. Sin embargo, a sus 13 años fue diagnosticada con diabetes tipo I, al hablar de piscinas, como miembro del grupo de rescate Zulia, como dirigente Scout y como docente, sé que los muchachos inventan mucho, y con su condición, no la quería restringir de hacer nada, sin embargo, por saber qué hacer si le ocurre una hipoglucemia, la única condición para que ella fuera a esas invitaciones es que su madre o yo la acompañáramos.

Por supuesto, se imaginan el berrinche, (no mentira, ella no berrinchaba, jajaja) las protestas al respecto. No obstante, la hicimos entrar en razón, ya que ella tampoco quería que la tacharan por la diabetes. Entonces empecé a ir a dichas fiestas y eventos. En la primera piscinada cuando llegamos, los padres del cumplañero me invitaron a sentarme con ellos a tomar algunas cervezas y jugar dominó, mientras los muchachos jugaban en la piscina SOLOS, sin supervisión.

No obstante, yo agradecí la invitación, y con la excusa de que había mucho calor, me metí en la piscina con los muchachos; gracias a mi experiencia en actividades recreativas, conecté rápidamente con los amigos de mi hija y al rato estábamos compartiendo varias actividades.

Los otros padres me preguntaban que por qué estaba con los muchachos y no con ellos, yo solo les dije, ¿Por qué no?, son nuestros hijos, la fiesta es de ellos, compartamos.

Y seguí con ellos, la pasamos genial. Claro, mi propósito aparte de compartir, era cuidar de mi hija, de hecho, hubo un momento en que la ví agitada, y al hacer que se midiera, estaba con la glicemia baja, con calma, le busqué un refresco y unos pasapalos, luego de comer, mejoró, no había comido por estar jugando y nadando, y tampoco se había dado cuenta.

Luego de la piscinada, los muchachos estaban encantados con los juegos que hicimos, y los padres agradecidos por estar cuidando de ellos. De ahí en adelante, tanto los muchachos como los padres nos hicimos muy amigos, siempre me invitaban a todas las fiestas, incluso, en las siguientes, los padres también se metieron en la piscina con nosotros.

En las fiestas, las celebraciones de 15 años, fui a más de 10 fiestas, siempre había un pase adicional en la invitación de mi hija, y le decían que yo no podía dejar de ir. Les cuento que en dichas fiestas, bailaban, se divertían, y yo con ellos.

Fue una etapa muy bonita hasta que terminó el bachillerato, aún, los amigos de mi hija, nos visitan, nos llaman, la van a buscar, claro, ahora no salgo con ellos tanto como antes, pero ellos aprendieron de la condición de Alejandra y aprendieron a como actuar ante una hipoglicemia.

Son tantos momentos para mostrar, pero lo voy a resumir en unas pocas fotos.

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Fuente: EL autor. Un domingo cualquiera en mi casa, viendo películas.

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Fuente: El autor.

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Fuente: El autor

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Fuente: El autor

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Fuente: El autor