Leyendas de Caracas

¿Qué sucedió en el cementerio de los hijos de Dios?

Cuentan los rumores o la leyenda que en la caracas de 1858, bajo la lluvia y calles pantanosas, una persona que se refugiaba de la tempestad. Bajo los azotes de los rayos, su visión fue a dar para el antiguo cementerio de los hijos de Dios.

Pero para su sorpresa o asombro, este humilde caraqueño, observó dos figuras caminando entre el campo santo. Una de ellas el difunto Lavalle y su acompañante, un personaje alto, con orejas puntiagudas y patas de chivo, se dice que es el mismísimo Satanás.

El señor Lavalle fue un francés que llegó a nuestra hermosa nación con el deseo de hacer fortuna, y como muchos de los que llegaron a este país, en poco tiempo acunó un buen patrimonio. En este caso como no se le conocía una profesión exacta, se corrió los rumores entre la gente de que el ya popular extranjero había hecho un pacto con el diablo por 7 años de buena suerte.
Cuando este hombre falleció y ser enterrado en el cementerio de los hijos de Dios, empezaron los cuentos de que Lavalle y el señor de las tinieblas recorrían el cementerio en noches de tormenta.

Pero esta no iba a ser la única leyenda de aparecidos en el campo santo.
Una de tantas las leyendas más impactantes o escalofriantes de este lugar de descanso para los muertos es: la de Antonio Cisneros y Pedro Serrano.
Estos dos personajes eran tripulantes de una fragata que estaba en ese momento atracada en la Guaira y aunque los marineros preferían por economía y comodidad quedarse en la Guaira, los dos amigos decidieron irse a la capital, sin saber lo que se avecinaba.
En eso de la media noche o un poco más tarde, los dos marineros se encontraban bebiendo en una pulpería por los alrededores que actualmente es el Hospital Vargas. Cuando su verbena fue interrumpida por unos sonidos provenientes en la calle. En esos tiempos de la vieja capital, cualquier acontecimiento que ocurriera de las 9 de la noche, se convertía en un suceso de muchas voces.

Cabe destacar que el grupo de borrachitos que estaba en la bodega se asomaron para ver que sucedía, pero esto no los preparó para una horrible visión.
Una procesión que surgió de las tinieblas pasaba frente de ellos. Al instante los marineros Antonio Cisneros y Serrano, quedaron sobrios al ver a esta procesión de esqueletos que pasaban por la calle. En sus demacradas manos cargaban sirios, haciendo sonar sus huesos con un ruido que atormentaban los oídos y con lamentos que resonaban al compás de una marcha tristísima, causando que muchos perdieran el conocimiento.

El relato de Cisneros al despertar de su vahído fue:

Esto lo presenciamos, hasta que mi compañero y yo hasta que fuimos trasladados a una casa vecina cuando ya amanecía y debido al estado de inconsciencia que decaímos y por el terror de aquella desagradable noche. Esperamos una vez embarcados y con el transcurso del tiempo que todo lo aminora, vaya desapareciendo de nuestras memorias tan espeluznante suceso.

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espero que les guste... muchas gracias a todos....