“Concurso de Nano Narrativa (Semana 15)”: El Mango y La Sardina
Había una vez en una tierra lejana, un pueblo bendecido por la naturaleza. El clima entre un eterno verano y primavera, la tierra prodigiosa otorgaba fructíferas cosechas de abundante alimento para todos sin mayor esfuerzo.
Y como si no fuera suficiente las entrañas de la tierra guardaban increíbles tesoros.
Por largo tiempo fue refugio de cuantos en el mundo huían de guerras, de dictaduras, de hambrunas, de discriminación. Para todos había lugar, pero el tiempo paso y sus naturales se hicieron soberbios y necios. Como eran ricos, dejaron de trabajar y eligieron un gobierno que ofrecía ponerles el pan en la boca.
Y se lo puso, al tiempo que tomaba control de todo y lo que no controlaba, destruía con el aplauso popular.
El tiempo paso y el férreo control impuesto asfixio toda iniciativa de honesto trabajo. Millones se alejaron y los que quedaron terminaron hambrientos y harapientos sometidos a la dictadura de la caja.
Un día en el mar circundante, la sardina humilde habitante llego a sentir la despiadada voracidad humana que no le daba cuartel, sus parientes de mayor tamaño, atunes y cabañas habían tomado el camino y se alejaban más y más de las mortales costas.
La sardina indecisa se acerco a una playa buscando entender que sucedía, junto a una orilla rocosa saco la cabeza del agua a la sombra de un retorcido mango.
-Mango- increpó la sardina- ¿qué sucede en la tierra que el hombre no respeta el tiempo de nuestra maternidad?
-Sardina, yo no sé. Una enfermedad o un vicio. Antes venían a nosotros los cachorros humanos a buscar los frutos maduros, comían y se iban, ahora vienen en tropel armados de piedras y varas nos arrancan las ramas y se llevan los frutos verdes, sin hacer, ácidos al paladar. Debe ser una moda, pero esta dura demasiado.
Así conversaron largo y tendido el mango y la sardina, cuando el sol caía se despidieron, cada uno tenia su decisión.
La sardina con su familia nado y nado alejándose, buscando aguas mas benignas donde no la alcance la canalla humanidad.
El mango se sintió desdichado, su naturaleza no le permite emigrar. Meditó largo y tendido si podría dejar de dar frutos, si no florecer.
¿Qué pensaría su amiga la laboriosa abeja?
Escribí este cuento para participar en el concurso semanal de nanonarrativa de @acropolis si deseas participar visita esta pagina : https://steemit.com/creativecoin/@acropolis/convocatoriaalconcursosemanaldenanonarrativasemana15-s7ia6hmh5l